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viernes, 23 de mayo de 2014

Achel

Os voy a hablar de otro monasterio trapense belga, el más cercano a la frontera con los Países Bajos: Achel. Tan cerca está que una parte del mismo se encuentra, de hecho, más allá de la frontera, como podéis ver en este mapa:
Y puede que os preguntéis si esto supone algún problema, si hay un muro, o si lo hubo, separando ambos países. Pues no, la única frontera que hay es la siguiente:
El atractivo varón que puede estar en dos países a un tiempo soy yo mismo.

La cuestión es que esta abadía es una recién llegada, se montó en el año 1998, y para entonces el BeNeLux estaba más que consolidado, y la UE también, así que lo de la frontera no suponía nada más allá de una línea curiosa pintada en el asfalto. Eso está bien, no me gustan las fronteras que suponen algo más.

Volviendo a la abadía, la fundaron con ayuda de los monjes de Westmalle, de la que os hablé nada más comenzar el blog. Como me seguís ávidamente, seguro que os acordáis; si sois desmemoriados o recién llegados, id al histórico, me parece que la segunda y tercera entradas.
Está dedicada a San Benito (St Benedictus Abdij es el nombre en neerlandés) y tiene de todo en su interior (además de las cosas habituales, quiero decir, como un templo o un huerto): sala de exposiciones, tienda de artículos religiosos, taberna con terraza junto a la fábrica de cerveza, supermercado...
La entrada a la abadía.

Ya dentro de la abadía.

La fábrica de cerveza dentro de la abadía.

En esta abadía los monjes elaboran varias cervezas, tres rubias y tres tostadas, de cinco, ocho y nueve grados y medio de alcohol. Las dos más ligeras solo se pueden tomar en la taberna que hay dentro de la propia abadía (y que cierra a las 16:30, vaya corte cuando fuimos la primera vez mi padre y yo, a eso de las seis, y estaba chapada), así que suponen un buen reclamo para aficionados a la cerveza como el que estas líneas escribe. Las dos más alcohólicas, llamadas extra, tanto rubia como tostada, solo se venden en botellas de 75 cl (ya os contaré, me he traído una de la tostada). Y, finalmente, las de 8% se encuentran con más facilidad que el resto en botellas de tercio.

Hoy, ya que hablo de la abadía, cataremos las que solo se pueden encontrar en la propia abadía y solo de grifo. He aquí los grifos, uno para la rubia y otro para la tostada:
Por estos grifos corre una cerveza que no se puede encontrar en ningún otro lugar.
La bruin que está servida me la tomé yo, olé y olé.

Bien, pues vamos a catar en el mismo orden que lo hice yo, es decir, empezando por la tostada:

Achel 5% Bruin. Cerveza trapense belga. 5%
Catada el 8 de mayo de 2014 en la Sint Benedictus Abdij, Achel.
  • Rubí oscuro. Crema color hueso, poco persistente.
  • Intensidad aromática media: caramelo, chocolate, bizcocho, zarzaparrilla, mantequilla fina, café.
  • Algo acuosa, ligeramente amargosa, bastante breve. Correcta.
Vamos ahora con la que me tomé a continuación, la rubia:

Achel 5% Blond. Cerveza trapense belga. 5%
Catada en la misma fecha y en el mismo lugar que la anterior.
  • Dorado brillante cubierto, con crema marfil.
  • Intensidad aromática baja: mantequilla, pan, ciruela, pastel de limón.
  • Fresca, punzante, con buen recorrido y final largo con notas de té y pan. Suave y rica.  
En plena cata de la blond, en la taberna de la abadía.

Como habréis podido comprobar, son cervezas muy sencillas. En realidad son Patersbieren, esto es, las cervezas que elaboran los monjes para sí mismos y no para comercializar. Simples y con poco grado, para no emborracharse, como la Petite Orval de la que os hablé hace poco.

Espero que hayáis disfrutado. Mi padre y yo nos lo pasamos muy bien este día, la verdad (y eso que él no bebe, pero le gusta mucho visitar los monasterios trapenses).

Un abrazo a todos.

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