Esta entrada es una pequeña digresión respecto al tono general del blog, pero creo que es interesante y merece la pena.
Se trata de aprovechar los elementos que acompañan al vino y la cerveza, que son muchos y con diversas aplicaciones. Me voy a limitar a deciros las cosas que he hecho yo, aunque sé que la gente es muy creativa y hace de todo.
Para empezar, las cajas de vino. Pueden ser de varios materiales: las de cartón son muy útiles para las mudanzas (sobre todo si tienen una tapa que se cierre con solapa, sin necesidad de cinta); las de metal vienen bien para guardar fotos o los juguetes de los niños; pero las que más nos interesan son las de madera. Como yo he trabajado en esto durante muchos años, he tenido acceso a muchas cajas, lo cual es una ventaja. Pero también sé, porque yo lo hacía con quien me las pidiera, que podéis ir a las tiendas de barrio y os darán las cajas de madera que vayan a tirar. No creo que os pongan inconveniente alguno, yo nunca lo puse, le daba gratis a la gente cuantas cajas quisiera.
Hay quien emplea estas cajas para la elaboración de jabón artesano, por ejemplo, pero la utilidad más interesante para mí es la de construir muebles. En mi casa tanto las estanterías como las mesillas de noche están hechas con cajas de madera para el vino. Tienen la ventaja de que cada caja representa un módulo, así que las podéis hacer más o menos grandes a vuestra conveniencia. Es recomendable que incluyáis patas para evitar que el polvo entre en las baldas inferiores y para poder barrer sin tener que mover todo el armatoste; estas patas se pueden hacer con cajas de madera para una o dos botellas, que son más pequeñitas y quedan fenomenal. Fijaos en las fotos.
Esta fue la primera que hice, muy trabajada: lijé y barnicé todas las cajas antes de unirlas entre sí. En aquel entoces vivía en una casa grande en las afueras, pero al venir a vivir al centro a una casa pequeñita tuve que hacer otra menos aparatosa. Fijaos en los tamaños tan diversos que podéis tener para cada balda, en las patas y en el compartimento cerrado arriba del todo, a modo de armarito. Dan mucho juego. Veamos la segunda:
Más pequeñita porque también la casa lo es. Decidí darle una forma vagamente antropomórfica, con su cabeza, sus hombros, sus pies... Esta no tiene las cajas barnizadas, aunque sí lijadas para evitar que la madera sea demasiado agresiva con los libros. A la izquierda se ve una de las mesillas de noche, elaborada con dos cajas con tapas correderas. Como la madera es más oscura y está barnizada se ve mal, pero tampoco es que tenga mucha complicación, la verdad. Dentro hay más libros.
Os recomiendo emplear clavos de cabeza perdida, prestando atención a clavar siempre en los bordes para evitar que las puntas asomen. Si no queréis usar clavos, hay pegamentos alternativos que no van mal del todo, pero las cargas a las que una estantería se suele someter hace más recomendable al buen amigo Clavijo que al pegamento. Si lijáis y limpiáis bien, un pegamento epoxi también funciona de maravilla.
Tranquilos, que seguiremos explorando este mundo del bricolaje sumilleril. Hasta entonces, besos y abrazos.
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