Además de los perritos de las praderas, resulta que también existen las ostras de las praderas. Eso sí, al contrario que los primeros, en este caso no se trata de animales, sino de cócteles.
El cóctel en cuestión tiene muchas modalidades diferentes, aunque hay una base invariable: un huevo crudo (cuya yema no debe romperse por cuestiones estéticas):
Aunque este cuadro, Egg IV, de Pedro Campos, es casi un lustro posterior a la fecha de publicación de esta entrada, no me he podido resistir a actualizarla e introducirlo, porque parece pintado aposta para ella.
A partir del huevo crudo con yema íntegra, base inamovible, hay cantidad de variaciones. De entrada, hay quien considera este cóctel como una mezcla sin alcohol, consistente en el huevo crudo sazonado con salsa Perrins, Tabasco, sal y pimienta. Esos son, por cierto, los ingredientes más o menos constantes (a los que luego la mayoría añadirá unos destilados u otros):
Los ingredientes básicos del prairie oyster, a los que luego se incorpora (o no) el destilado elegido.
Vamos a ver algunas versiones de este cóctel de la mano de una serie de obras variadas, para que podáis decir que voy de cultureta:
John Doxat, en su formidable Booth's Handbook of Cocktails & Mixed Drinks, cambia la sal y la pimienta por vinagre de vino, y como destilado opta por coñac (él especifica "Cognac", supongo que otro brandy de otra DO también valdría). Esta versión del cóctel es la que aparece en la película Cabaret (por cierto, parece que el cóctel, pese a su nombre inglés, se inventó en Alemania a finales del s. XIX).
En la también formidable película Asesinato en el Orient Express, dirigida por Sidney Lumet y basada en la novela de Agatha Christie, el odioso señor Ratchett siempre desayuna en la cama una variante del cóctel a la que se denomina amber moon: ni más ni menos que prairie oyster con vodka.
Y sigo trayendo variantes del cóctel de la mano de obras formidables: ahora le toca a la serie de animación Cowboy Bebop, en cuyo séptimo episodio (Heavy Metal Queen) vemos al protagonista quitándose la resaca con su propia versión del cóctel, en este caso con ginebra y usando solo la yema del huevo, sin la clara.
Así pues, tantas variantes como destilados tengáis a mano, me parece a mí, además de la versión abstemia. Un cóctel de lo más versátil. Un último apunte: no os dé asco pensar en el huevo crudo. La mezcla está más rica de lo que parece.
Besos y abrazos.
¡Qué divertida la relación con las escenas de películas!
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