La cerveza que nos quedaba por probar de la abadía trapense austriaca Engelszell es, paradójicamente, la primera que caté y la primera que sacaron al mercado.
Como de costumbre en este monasterio, las cervezas llevan el nombre de uno de sus abades: en este caso el del primero que tuvieron, Gregorius. Hemos catado también Benno y Nivard.
Nos dicen que esta cerveza es una triple, pero ya os digo yo que nones. Es una cuádruple como la copa de un pino: oscura, golosa y con alrededor del 10% de etanol. Señores monjes: que baje Dios y lo vea, si no es cuádruple.
Una cuádruple como la copa de este pino: el llamado Pino Rey, en la Dehesa de la Villa, dentro del catálogo de árboles singulares de la Comunidad de Madrid. Peaso pino, peaso copa.
Esta birra la he catado un par de veces, así podremos comparar. Manos a la obra:
Gregorius. Cerveza trapense austriaca con miel. 9,7%
Catada el 8 de diciembre de 2012 (1ª cata, fresca):
- Ámbar muy oscuro, casi negro, con irisaciones verdosas y sin burbuja aparente.
- Aromas de plátano, caramelo líquido, levadura, achicoria. Un punto de carne ahumada.
- Cálida, potente, de paso lento. Final de persistencia media con notas metálicas y ligeramente amargosas y un fondo ácido interesante.
- Marrón ambarino muy cubierto con irisaciones verdosas y crema color hueso.
- Aromas de masa de pan, huevo de codorniz en salmuera y caramelo quemado.
- Viva, con marcada acidez. Potente y de persistencia elevada. Escaso amargor.
Esta es la etiqueta que tengo en mi colección de labelofilia. La foto es mía, aunque parezca la típica sacada de la red. Ya me la copiarán y se convertirá en la típica...
Comparando: estamos ante una birra muy oscura, pero no negra sino ámbar. Además, las irisaciones verdosas están siempre presentes, al menos en la primera partida (tened en cuenta que, al ser artesanal, las partidas varían incluso en grado alcohólico: me consta que ahora es más potente. Estas catas son ambas de la primera partida que hubo, la de 2012).
Los aromas que más destacan son caramelo y secundarios (levadura, masa de pan, plátano). Hay también un fondo animal en ambos casos. En boca destaca la acidez, que suele correr pareja a esos aromas secundarios (son las levaduras las responsables). El amargor no es especialmente conspicuo, pero sí la potencia. Y, atención: es muy importante tomarla fresca pero no fría, que se pierden matices. Ahí lo dejo. Esto, si me preguntáis, se aplica absolutamente a todas las cervezas trapenses.
Besos y abrazos.
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