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miércoles, 5 de agosto de 2020

Sir Anthony Van Dijck

Acabo de volver de mi periplo anual por el Benelux, y vamos a empezar a lo grande, con un buen restaurante de la formidable ciudad de Amberes.

Pero antes, un poco de historia del arte: Sir Anthony Van Dyck (Antoon van Dijck) fue un pintor flamenco del s. XVII que terminó siendo pintor de corte de Carlos I de Inglaterra y disfrutando de un grandísimo éxito y reconocimiento (incluyendo ser nombrado caballero, por eso lo de "Sir").


Esta Crucifixión, en la catedral de Malinas (Mechelen), es obra de Van Dyck.
Malinas también es una ciudad formidable que, como Amberes, os recomiendo visitar (yo vuelvo a ambas tanto como me es posible).


Rindiendo honor al pintor tenemos uno de los restaurantes más curiosos que me he encontrado en Amberes, y no lo digo por su cocina, que es francesa clásica; ni por el interior, también clásico y sito en una antigua casa con patio; no, lo digo porque dicha casa está ubicada dentro de un sistema de callejones laberínticos en pleno casco antiguo amberino, por los que uno puede perderse estando en el mismísimo centro, sistema que responde al también laberíntico nombre de Vlaeykensgang.


Por supuesto, hay poquísima gente por dichos callejones, y son maravillosos de visitar. Avanzando...


...llegamos a esta casa de 1591 (ocho años mayor que el propio Van Dyck), en la que se ubica el restaurante. Tras la cena supe que tenía un acceso más sencillo, pero eso le resta encanto aunque le sume comensales. Me quedo con este.


La guía Gault & Millau lo considera uno de los restaurantes más bonitos del país, y no es para menos. Los callejones en que se ubica son el gran golpe, como acabáis de comprobar, pero no termina ahí la cosa, porque el interior, con sus distintas estancias y su patio central, también merecen. Os muestro algunos rincones:


 En esta foto se resumen muchos aspectos, porque de un plumazo vemos tres estancias distintas: la recepción desde los callejones (ya os digo que hay otra, menos interesante, desde la calle); la sala principal, con columnas y con artesonados de madera; finalmente, y muy iluminado (pues el resto del restaurante cuenta con iluminación muy baja), tenemos el patio central, que funciona como terracita.


La terraza, además de ser una cucada, da luz natural a varias salas, sobre todo al comedor principal y...


...al bar, de estilo inglés. Fijaos en la chimenea, original; hay varias por el restaurante.


Para empezar, dos preparaciones de caballa: mousse y tartar. Acompañadas de huevas de mújol.


Raviolo casero de bogavante con limonio à la Dugléré: Dugléré fue un cocinero francés del s. XIX, chef del restaurante más célebre del París de la época; la salsa para pescado o marisco que lleva su nombre se elabora a base de tomate y perejil, visibles en la foto.


En este restaurante se adaptan bien a las peculiaridades gastronómicas de cada comensal: al indicarles que no como carne, me cambiaron al momento la opción por este bacalao con trufa, setitas y guisantes. La trufa era seca, no fresca (me lo avisaron), pero seguía aportando su aroma peculiar al conjunto.


Si coméis carne, en este caso blanca, os pondrán este picantón con judías nuevas y trufa: un muslo y media pechuga.


Los aficionados a los postres salados, como un servidor, estamos de enhorabuena, porque vamos a degustar dos: el primero consiste en queso de cabra rebozado con remolacha y nueces, una idea original en la que se compenetran muy bien los ingredientes.


El segundo, más tradicional, es el que pido siempre que puedo: tabla de quesos del país. De productores locales, tenemos uno de cabra y dos de vaca. Empezando por el de la izquierda y en sentido horario son: St. Ancor, Herve y Keinesblocnetze. Debo reconocer que solo conocía el segundo, delicioso y elaborado en el pueblo epónimo de la provincia de Lieja; y que los otros dos no he sido capaz ni de encontrarlos en Internet. Pero me los escribió la propia camarera de su puño y letra, así que confío en su palabra. A propósito: lo que parecen olivas negras son, en realidad, uvas tintas (uvas con queso, etc).


Siempre he dicho que el café en Bélgica y Luxemburgo es excelente y, pese a reiterarlo, hay que reconocer que aquí, como el mejor escribano, los de Sir Anthony echaron un borrón: ¿Nespresso? ¡Venga ya! Menos cápsulas liofilizadas y más café molido al momento, por favor. Eso sí, los mignardises son excelentes, sobre todo los de fresa, que era silvestre. Los otros son mini-borrachos con chocolate (belga, claro).




Sir Anthony Van Dijck
Jefe de cocina: Jöran De Backer
Vlaeykensgang s/n, 2000, Amberes (entrada alternativa por Oude Koornmarkt 16)
+32 032 316 170
https://www.siranthonyvandijck.be/
Menú gourmet (el de la entrada): 56 € (4 platos) / 67 € (5 platos)






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