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jueves, 24 de julio de 2014

Clairefontaine

La semana pasada apareció la primera entrada relativa a un restaurante y, como parece que la cosa ha gustado, seguramente reserve los jueves para seguir esa misma senda. Así que vamos hoy con el segundo restaurante.

El elegido es Clairefontaine, sito en la plaza homónima de Luxemburgo capital, frente a la catedral. Luxemburgo es una de las ciudades más bonitas que he tenido la suerte de visitar. Está enclavada en la confluencia de dos ríos (Alzette y Pétrusse) que, en su discurrir, han labrado sendos cortados, por lo que no es recomendable para quienes no gusten de subir y bajar cuestas. Pero si hacéis el esfuerzo os garantizo que no os defraudará. No en vano es Patrimonio de la Humanidad.



Este es el acceso a la catedral desde la plaza Clairefontaine (es una especie de puerta trasera).
 

En la plaza, justo antes del acceso al restaurante, se encuentra esta estatua semiescondida.
 

El restaurante cuenta con una estrella Michelin bien ganada, y su cocina es francesa clásica con toques creativos. El servicio es magistral, correctísimo y muy profesional. La decoración es otro de los puntos fuertes del lugar.
 
A esto me refiero al decir que la decoración es uno de los puntos fuertes.


Existe una opción -económicamente muy interesante- de menú de mediodía, opción por la que optó mi padre, con quien estuve hace un par de meses; la misma opción pero con maridaje de vinos (muy correctos y variados) fue la que elegí yo. Cosa chula: la opción del maridaje incluye, además de los vinos, agua mineral y café, un detallazo. Para cenas hay otro menú, más amplio, sí, pero el doble de caro. 
 
Un detalle molón es que abren los lunes. Os cuento lo que comimos:

Antes de empezar traen una serie de pequeños aperitivos (tres, si no recuerdo mal) como estos Ikura maki, que se alejan de la cocina tradicional francesa y dan un toque internacional.


Huevo cocido a baja temperatura con crema de berro, trigueros y coulis de hierbas: una pasada, me quedé locatis. Te traen un huevo de color verde haciendo equilibrios sobre dos espárragos, que a su vez llevan sujetas dos galletitas de canto. El huevo tiene un sombrero sobre el que son berros los que hacen equilibrios. Imaginaos el curro del cocinero, primero, para montarlo, y del camarero, después, para traer el plato sin que tiemble nada, porque si se desmonta se va a la porra el plato. Cuando tomas cuchillo y tenedor tienes esto:


La clara del huevo perfectamente consistente y la yema totalmente líquida aún. La combinación de colores (notad que han espolvoreado pimentón por el borde para dar un contraste rojo) en este plato es tan importante como el aroma, la textura y el sabor. Conseguidísimo.
Maridado con un Château Schengen del 2012 (pinot gris luxemburgués, vino ligero y fresco).


Roti de lucioperca, lentejas con mostaza a la antigua, crujiente de foie gras: este pescado no lo había probado nunca. El maître se tomó la molestia de traer un diccionario para informarme de que el francés sandre equivale al español lucioperca. Qué tío majete. De nuevo la presentación es un aspecto más para dejarte boquiabierto. Además de todo lo que he mencionado más arriba, observaréis las uvas peladas. Son platos muy currados.
Maridado con La Perdrix 2012, un blanco del Rosellón envejecido en barrica. Un maridaje más arriesgado que el anterior y muy resultón.


Masa quebrada con frutos rojos sobre bizcocho de vainilla y aceite de estragón: por si os quedaban dudas del importantísimo papel que juega la presentación en cada plato. ¡Da pena comérselos! Reparad también en la sillita de bronce que sirve para sostener el menú. Cada detalle cuenta.
Maridado con Les Sablonettes 2012, un chenin dulce ecológico de Coteaux du Layon. No sé si os habéis dado cuenta, pero todo el maridaje ha sido con vinos blancos. Bien por el sumiller, que no se arredra.


Café, mignardises: no podían ser menos. Atención a todos y cada uno de los detalles. Si ampliáis la foto podréis ver la chulada de cucharilla. Por cierto, el café muy bueno (en mi experiencia suele ser uno de los puntos flacos de los restaurantes, aunque en Luxemburgo se cuida).
 


Clairefontaine
Jefe de cocina: Arnaud Magnier
9 pl. de Clairefontaine, 1341, Luxemburgo
+352 462 211
http://www.restaurantclairefontaine.lu/
Menú de mediodía: 55 € (sin maridaje) / 69 € (con maridaje y café)
Menú Gourmand: 92 € (sin maridaje) / 139 € (con maridaje y café)





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