En La Rioja Alta hay un pueblo precioso con una larga tradición vinícola llamado Briones. Varias bodegas están asentadas en su término municipal, entre ellas la de Miguel Merino, que es, a mi juicio, un verdadero maestro en la elaboración de vinos.
Aquí tenéis una vista general de Briones en un día de otoño, hace ahora seis años.
De tres viñas plantadas en las laderas de este pueblo procede el vino que vamos a catar hoy, todas ellas de uva tempranillo plantada hace décadas (dos de los viñedos fueron plantados en 1931, el tercero en 1946). Todo el laboreo se realiza a mano, sin maquinaria, y los fertilizantes son naturales. La vendimia, también manual, es en cajas de 10 kg para evitar que el grano se aplaste antes de tiempo. La fermentación maloláctica se lleva a cabo en barricas de roble, las mismas en las que el vino envejece luego 15 meses. Finalmente se clarifica con clara de huevo. ¿Por qué os cuento todo esto? Para que sepáis el mimo con que se elabora el vino, que luego se refleja en su calidad. No es que cobre comisión, ni siquiera conozco a nadie de la bodega.
Unnum 2005
Bodegas Miguel Merino
DOC Rioja
13,7%
Catado el 23 de julio de 2010
- Picota cubierto con ribete cardenalicio.
- Tarda en abrir. Cuando lo hace, se muestra como todo un clásico de Rioja: hojas secas, bosque umbrío, algo cárnico. Algún punto de fruta roja que desplegará completamente tras un buen rato oxigenándose y que lo alejará de su clasicismo inicial: grosellas y cerezas, maduras y jugosas. También especias (canela, pimentón). Es un vino que evoluciona mucho, por lo que hay que darle tiempo; termina con notas de cuero, tabaco, ahumado, mantequilla... Muy complejo.
- Suave, sedoso, con cuerpo. Buenos taninos. Persistencia breve.
Lo caté hace más de cuatro años y todavía lo recuerdo bien. Muy recomendable.
Esta foto no es mía, la he sacado de Internet. La de Briones sí la hice yo.
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