Estamos ante, según los siempre cambiantes datos, la cerveza más vendida del mundo, y también ante una de las peores que he probado en mi vida. Es mala con avaricia. No digo que sea LA peor porque he probado mucha basura que sabía a jabón y tierra, pero sí que no vale ni el esfuerzo de tragarla.
Para empezar, una aclaración en cuanto al nombre que he escrito en el encabezamiento: Budweis, también llamada České Budějovice, es una ciudad de algo menos de 100 000 habitantes que se encuentra en la República Checa. Efectivamente, en esta ciudad se elabora cerveza, nada menos que desde el s. XIII.
¿Cómo se llama esta cerveza? Pues no es muy original: utilizan el gentilicio de la ciudad de Budweis, que es... Budweiser. ¿Tiene esta cerveza algo que ver con la que vamos a catar hoy? Nones. Resulta que la de hoy es yanqui, y que se llama así porque, en un principio, se elaboró según el estilo de Budweis. Tienen las dos compañías un litigio de cuidado, que ha dado con que en unos países la estadounidense se tenga que comercializar como Bud (en toda la Unión Europea, por ejemplo, con excepción de las islas británicas). A España a veces llega con un nombre y a veces con el otro: en ambos casos es la misma porquería.
Se elabora con mogollón de arroz (hasta un 30%) además de malta de cebada. Los directivos consideraron que una de las pocas gracias que tenía la cerveza, que era un buen lúpulo, resultaba muy caro, así que ahora se hace con lúpulos de baja calidad. Encima se remojan chips de haya en los tanques, una práctica prohibida en casi todas partes, y lo hacen no para dar sabor sino al contrario: para que la madera absorba el poquitín de aroma que la birra tuviera. Conclusión: el agua con gas es más sabrosa.
Hay quien dice (incluso David Chang, de Momofuku) que mola que la cerveza sea así de acuosa porque marida con un mayor número de viandas; pero para eso, colega, bebes agua, que marida con todo. Si no tienes un buen sumiller que te haga el maridaje de cada plato no me salgas con moñeces, que se te ve el plumero.
En fin, aquí va la nota de cata de este mejunje:
Bud (Budweiser). Lager estadounidense. 5%
Catada el 6 de marzo de 2015.
- Amarillo limón muy abierto. Crema espesa blanquecina.
- Intensidad aromática bajísima: no huele a nada. Te puedes imaginar que un pelín a limón o a arroz, pero es más imaginación que realidad.
- Acuosa, ligerísima, con el carbónico algo punzante. Amargor nulo. Breve. No tiene graves defectos, pero es como beber agüita con restos de cervecilla.
El color se aprecia muy bien en esta foto, tanto del cuerpo cuanto de la crema.
En esta etiqueta pone el nombre completo por el que han tenido tantos litigios; sin embargo, en la chapa solo pone "Bud".
jajaja, muy bueno XD
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