Aquí tenéis una vista parcial, para que veáis lo bonito que es. Esto es el pueblo tal cual; además tiene castillo, murallas, catedral, iglesias, el río...
Entre las numerosas calles y callejuelas que conforman la geografía del pueblo se encuentra la calle del Chorro, en cuyo número 15 se ubica el restaurante del que hoy os voy a hablar y que, apropiadamente, se llama Rincón del Chorro.
Esta es la calle del Chorro. Como todas las calles de Albarracín, es preciosa. La ventanita y la portezuela azules pertenecen al restaurante al que ahora entraremos.
El restaurante, que solamente abre los fines de semana (viernes, sábado y domingo) salvo en temporada alta, tiene varios pisos. En la planta baja está el bar, chiquito y acogedor. En el primer piso está la sala, con buena iluminación natural. Un detalle positivo es que dejan entrar perros (se sobreentiende que educados, igual que se sobreentiende que los comensales humanos también han de ser educados).
Esta es la parte baja, tomada desde la barra. Podéis ver la fusión de elementos tradicionales (paredes de piedra, vigas de madera) con toques modernos (como las distintas lámparas).
La cocina es regional, y la carta de vinos también presta atención a la enología aragonesa, sobre todo a los vinos del Bajo Aragón. Muchos de los postres son también típicos, elaborados por pastelerías de los alrededores.
Puchero de sopa de ajo: tradicional, con su pan, su huevo y sus chacinas. El pan lo tuestan ligeramente, de modo que se mantiene bastante crujiente pese a estar empapado. Y el pucherito es una monada.
Jerigota: se trata de un pisto tradicional de la Sierra de Albarracín. Como auténtico pisto, antes de empezar a comer se corta el huevo y se mezcla bien con las verduras para que la yema lo empape todo.
Pochas con perdiz y senderuelas: las pochas son judías blancas que se comen aún jóvenes. Por su parte, la senderuela (Marasmius oreades) es una seta de sabor excelente, ligeramente dulce. Y este guiso estaba formidable.
Aunque en esta entrada no aparecen platos a base de carne (porque no los comimos), he de decir que son uno de los puntos fuertes de la carta del restaurante. Tienen cerdo de Teruel (y, por supuesto, jamón de Teruel, con su DO), jabalí, ciervo, buey y las grandes especialidades de la casa: cordero ternasco de Aragón (la primera carne fresca reconocida con DO, allá por 1989) y cabrito lechal de la Sierra de Albarracín.
Ahora que lo pienso, el que sí probó el ternasco es mi perro, porque la encargada fue tan amable que le guardó un hueso gigantesco que le dimos nada más salir. Aquí os dejo la foto, en la que mi can deja claro que la calidad del producto es sobresaliente:
Ahí está el campeón, en pleno ágape de ternasco. De paso podéis ver otro rincón precioso de Albarracín. Es que no tiene desperdicio.
Almojábana de Ben Razín: la almojábana la define la RAE como "una especie de bollo, buñuelo o fruta de sartén, que se hace de masa con manteca, huevo y azúcar". Por si eso fuera poco calórico, le añaden natillas, chocolate y merengue. Están elaboradas en la pastelería RK, del propio Albarracín. Tan rica como contundente.
Resumiendo: un sitio estupendo en un pueblo precioso, con un servicio muy agradable y una cocina formidable. Además resulta bastante económico (le podéis echar un vistazo a los precios en su carta, que está en la página web del restaurante). Recordad que, excepto en temporada alta, solamente abren los fines de semana.
Rincón del Chorro
Jefe de cocina: Carlos Narro
Chorro 15, 44100, Albarracín
34 978 710 112
http://rincondelchorro.es/
Menú tradicional de degustación: 23,75 €
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