Para empezar, una declaración: aunque sea bastante industrial y esté ampliamente distribuida, reconozco que me gusta la cerveza de abadía de Leffe, de la que hemos probado ya por aquí varios ejemplos.
Una vista de la abadía original de Leffe, en Dinant (Bélgica). El arco da acceso a la fuente cuya agua se utilizaba antaño en la elaboración de la cerveza (si ampliáis la foto la observaréis allí al fondo).
Hoy vamos a catar, precisamente, una de las más distribuidas de todas sus birras: la brune/bruin (marrón, para entendernos); una cerveza de alta fermentación al estilo dubbel. Tenemos dos catas independientes separadas varios años entre sí, de modo que podremos comparar, como nos gusta.
Leffe Brune. Cerveza de abadía belga estilo dubbel. 6,5%
Catada el 14 de noviembre de 2013 (1ª cata):
- Ámbar muy oscuro y cubierto, con crema abundante y consistente de color asta de ciervo (qué redicho puedo llegar a ser).
- Intensidad aromática muy alta: vainilla, caramelo, un punto metálico, chocolate, tabaco.
- Potente, con paso amplio y de tacto suave. Bien equilibrada entre dulzor y amargor. Persistencia media. Notas torrefactas en retronasal. Francamente rica.
- Marrón oscuro muy cubierto, con crema beige muy espesa y consistente.
- Aromas intensos de plátano, chocolate, tabaco, caramelo, ahumado, mora.
- Cremosa, suave y dulzona. Paso franco, con acidez fresca y umami bien definido. Final de escaso amargor y persistencia media. Notas de café y humo por vía retronasal. Muy rica.
Servida en su propia copa, como mandan los cánones. Mirad qué crema tan maja.
Comparando ambas catas llama la atención lo parecidas que son, pese a que han pasado más de dos años entre una y otra. Eso refleja lo homogénea que es la producción de esta birra (y que no me invento las catas, sino que trato de ser lo más objetivo posible).
Respecto a la propia birra, vemos que es muy oscura y de capa cubierta, con crema muy espesa, abundante y consistente. En nariz nos encontramos buenas intensidad y variedad aromáticas (es decir, que huele mucho y a muchas cosas). Predominan los aromas golosos y torrefactos: caramelo, chocolate, tabaco (cuando hablamos de tabaco es el de pipa fragante, no una sucia colilla, como comprenderéis). En boca se muestra cremosa, suave, con cierto dulzor y mucho equilibrio. El final, con notas torrefactas, no es excesivamente prolongado.
Es una cerveza ciertamente buena pese a ser tan comercial. Cierto esnobismo entre los catadores puede llevarnos a despreciar de entrada las cervezas muy conocidas o ampliamente distribuidas, o las que no son artesanales. Sin embargo, soy de la opinión de que si la cerveza es buena, pues lo es y punto, al margen de otras consideraciones. Muchas opiniones cambiarían si se hicieran más catas a ciegas.
Un abrazo a todos, gracias por vuestra atención.
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