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sábado, 23 de abril de 2016

Tío Pepe

Señoras y señores, por favor, pónganse en pie para recibir a uno de los muy grandes... Tío Pepe.

Estamos ante toda una institución en España, y lo es a varios niveles; así que vamos por partes.

En primer lugar, os cuento que se trata de un fino jerezano muy seco, de amplia distribución, que viene de la mano de la bodega González Byass, una empresa enorme de la cual hemos probado ya varias cosas por aquí. Este fino es una gran referencia a la hora de pensar en este tipo de vinos, tanto que mucha gente lo asocia directamente.

Pero no solo es el vino lo que se ha convertido en referencia: también la imagen que se asocia a él. Tengo la sensación de que solo una imagen de marca española es más reconocible, y corregidme en los comentarios si creéis que me equivoco: me estoy refiriendo al Toro de Osborne (del que ya hablaremos). La imagen de Tío Pepe es la de una botella de fino vestida a la cordobesa, con su sombrero, su chaquetilla y su guitarra. Tan emblemática resulta, que al eliminar por decreto las vallas publicitarias de las carreteras españolas se indultaron solo dos: los toros de Osborne y las botellas de Tío Pepe (estas se restringen al territorio andaluz, los otros están por todo el país; pero ambos se indultaron con la condición de borrar cualquier letra de su superficie).

Aquí tenéis uno de los carteles de los que os hablaba. Este está llegando a la maravillosa playa de Bolonia, en la provincia de Cádiz. Podéis ver que no hay nada escrito en él; con todo, es perfectamente reconocible (incluso con la pobre guitarra rota).


Ya que estamos hablando de la imagen publicitaria asociada a este fino, no puedo dejar de mencionar el famosísimo cartel madrileño de la Puerta del Sol. Fue instalado en 1935, durante la II República, en el número 1 de esta plaza que se considera el centro del país, y aguantó la guerra civil, las cuatro décadas de dictadura, la llegada de la democracia... y estuvo a punto de desaparecer hace bien poquito.
Esta foto la tomé hace más de una década (de hecho está digitalizada a partir de un original en papel) y muestra varios hitos de la Puerta del Sol que ya no están donde aparecen: el anuncio de Tío Pepe en el nº 1, la Mariblanca y el intercambiador de autobuses.

Os decía que estuvo a punto de desaparecer, y fue por culpa del mayor gigante contemporáneo: Apple, que compró el edificio para montar una tienda y no quería un cartel que no fuera de su marca. Aprovechando que en 2011 se había desmontado para limpiarlo y afianzarlo (ya tenía tres cuartos de siglo) se negó a volverlo a instalar en aquel su antiguo emplazamiento. Afortunadamente, como David frente a Goliat, Tío Pepe logró encontrar una vía de escape, y volvió a la Puerta del Sol, solo que a otro inmueble: el nº 11, cuyos inquilinos fueron así de amables. Francamente, me parece mejor ubicación: justo frente a la Casa de Correos y el Kilómetro 0.

Aquí está en su nuevo emplazamiento, ya limpito y afianzado y con todas sus luces esplendorosas por la noche. Podéis leer el lema, que también ha adquirido justa notoriedad: "sol de Andalucía embotellado". La foto, como todas las demás, es mía, claro.


Tan emblemática es esta imagen de marca que hace varios años se lanzó una serie de restaurantes llamados precisamente Tío Pepe y que estaban adornados con innumerables sombreros cordobeses colorados colgados por las paredes. Tenían que ver con el grupo Vips y hace tiempo que los dejé de ver, eso sí.

En fin, a los que no hayáis pisado España supongo que toda esta información os servirá para entender la dimensión del vino que vamos a probar. Los que sí hayáis estado o seáis de la tierra lo sabréis de sobra. Y terminadas estas (largas) presentaciones, vamos a catar el fino en sí. Tenemos dos catas, separadas entre sí nada menos que un lustro, así podemos comparar:

Tío Pepe
González Byass
DO Jerez-Xérès-Sherry
15%
Catado el 4 de diciembre de 2010 (1ª cata):
  • Amarillo muy pálido.
  • Frutos secos (almendra, pistacho, nuez); aceite de oliva, salmuera, oliva verde, manzana verde, ciruela también verde.
  • Muy seco. Salino, fresco, con buen amargor. Muy persistente, con notas de hueso de aceituna.
Catado el 24 de diciembre de 2015 (2ª cata):
  • Amarillo muy pálido con ligera pátina cobriza.
  • Intensidad aromática alta: almendra tostada, salmuera, heno, pan, manzana ácida.
  • Seco y potente, salino. Paso secante algo metálico. Final larguísimo, tánico, con notas de almendra tostada y hueso de oliva.
En la cápsula y la cabezuela tenéis la imagen tan emblemática que habéis estado viendo en las fotos anteriores.


Comparando ambas catas podemos descubrir un vino muy constante a lo largo de los años: amarillo muy pálido, con claras notas de frutos secos (sobre todo almendra, muy propia de los finos), de salmuera y de manzana verde. En boca se muestra seco y salino, algo asimismo muy típico de este estilo. Los taninos están bien definidos y la persistencia es elevada. Resumiendo: fenomenal.

Es un delicioso aperitivo, alegra cualquier consomé, marida con entremeses, mariscos, sushi... Y la botella de 75 cl cuesta solo siete pavos. Además, en la nevera y con su cabezuela aguanta más tiempo abierto que la mayoría de blancos.

Un último apunte: ni tengo comisión ni conozco a nadie de González Byass, que tanto entusiasmo podría hacerme sospechoso de parcialidad interesada. Ya sabéis que digo lo que pienso, para bien (como en este caso) o para mal.

Muchas gracias por vuestra atención. Besos y abrazos.


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