Faustino I gran reserva 1994

Establecidas en el s. XIX en Oyón (Álava, a 5 km de Logroño), Bodegas Faustino fue la primera bodega de Rioja en embotellar sus vinos, que se llaman todos Faustino. La guasa está en sus apellidos: el más molón es el I, y de ahí vamos pasando a sucesivos numerales romanos (V y VII); por otro lado está si son crianzas, reservas o grandes reservas.

Obviamente, Faustino I gran reserva es lo mejorcito de la casa, y es el que hoy vamos a probar. La añada es la de 1994. Elaborado mayoritariamente con la variedad tempranillo, tiene un aporte de graciano (10%) y de mazuelo (5%). Envejece la friolera de 28 meses en barrica, y viene presentado, como es habitual en esta casa, en botella borgoñona negra, con una pátina escarchada, redecilla y una etiqueta de aspecto antiguo, con un retrato pintado en un estilo que recuerda al de Rembrandt. Todo clásico hasta decir basta, dando idea de cómo es el vino.

Esta añada está disponible todavía, pese a haberse vendimiado hace 22 años. La botella cuesta 30 euros, y según cómo haya sido conservada puede tener el corcho mejor o peor. La botella que yo caté lo tenía más seco que el desierto de Atacama, y se desmigó completamente al intentar sacarlo. Hubo que decantar con cuidado, pero el escarchado opaco impide un buen control durante el proceso, por lo que algún trocito de corcho cayó dentro del decantador. Proceso complicado. Eso sí, os recuerdo que el corcho no altera ni el sabor ni el aroma del vino (el famoso aroma a corcho o bouchon se debe al TCA, no al corcho en sí).

Faustino I gran reserva 1994
Bodegas Faustino
DOC Rioja
13%
Catado el 2 de diciembre de 2016.

•  Granate desvaído con ribete pardo-ocre.
• Evolucionado: bosque umbrío, rosas marchitas, mora sobremadura. Alguna nota empireumática típica de estos vinos pero que se suele ver como defecto: acetaldehído, pegamento. Un punto de arcilla.
• Suavísimo, delicado en su ataque. Paso con gran acidez, aunque no disparada. Todavía queda algún tanino en el final, de persistencia elevada.

Obviamente fue probado durante un curso de cata de tintos españoles.

Pese a las muestras claras de evolución y envejecimiento, sigue estando muy rico. No es un vino para todo el mundo, pero a quien le guste el estilo más clásico le agradará.