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sábado, 5 de agosto de 2017

Mosconi

Ilario y Simonetta Mosconi (ellos lo ponen en ese orden) son un matrimonio italiano de restauradores (es decir, que regentan un restaurante, no que reparan obras de arte) que emigró a Luxemburgo, donde primero se establecieron en provincias y, después, en la capital. Allí lograron hasta dos estrellas Michelin gracias a su buen hacer gastronómico, y veremos dónde puede llegar su progresión (aunque eso será otra historia que solamente el tiempo dirá).

El caso es que un servidor llevaba tiempo con ganas de comer en su restaurante, pero la cosa no es tan fácil. Tras varios años, y reservando con más de un mes de antelación (exclusivamente por teléfono y en francés) este año ha sonado la flauta, y contentos estamos.

El restaurante está en el barrio del Grund, en la ciudad baja de Luxemburgo, en un entorno privilegiado junto al río Alzette en el que ya hemos tenido ocasión de comer todos juntos en el japonés más antiguo del gran ducado: Kamakura (¿os acordáis?).

¿Y qué se come en Mosconi? Pues siendo los dueños italianos, comida italiana. Y, muy en particular, pasta, que elaboran artesanalmente a diario en muy diversos formatos. Tienen un menú de degustación genérico y otro específico de pasta: a por este último fuimos mi padre y yo, que somos así.


Antes de fliparnos con el menú, una instantánea del establecimiento (la casita blanca, en primer plano). Podéis ver que está junto al río Alzette, como os decía hace un momento. 

La hiedra que veis surge de una terraza de la que disponen para los buenos días de verano: para los restantes tienen los dos pisos que veis en el edificio. Y, concretamente, el segundo piso, ya que el primero está ocupado por la recepción y una salita privada para diez comensales disponible solo bajo reserva (como el resto, ahora que lo pienso).

En fin, hechas las presentaciones, veamos qué se come aquí. Como os decía, fuimos a por el menú de degustación de pastas, que incluye los aperitivos de la casa (siete u ocho, no es moco de pavo) y el postre. Venga.

Primer aperitivo: esferificación de Aperol Spritz. Es curioso empezar con un aperitivo que, si me apuráis, mejor sería un pre-postre, por el dulzor y el frescor que presenta. Pero va muy bien, es original, sorprendente y muy italiano.


A continuación, una tabla de mini-aperitivos: mousse de pescado y limón con crema fresca, "taco" mejicano con relleno de mortadela y, por último, tomatito (a base de compota de tomate conformada).


Venga aperitivos, que no decaiga: abajo tenemos una croqueta de bacalao desmigado, arriba a la izquierda un formidable arenque ahumado con crema de limón y, por último, una oblea al horno de tomate adornado. Lo del arenque era la bomba (que dice mi padre que el mejor que ha tomado, ojo), lo del tomate igual, y el bacalao para flipar.


Empieza la pasta, y vamos a estar un rato largo: spaghetti salade e caviar Ossetra. Cada plato va a ser un único bocado (o, a lo sumo, dos); y ya viene preparado para tomarlo con el tenedor. En este caso, pasta casera, caviar y cebolla.



Linguine, sardina marinada, AOVE, limón: el producto habla por sí solo. Una vez más, un rollito de pasta preparado para engancharlo con el tenedor y llevarlo a la boca. El limón (el sabor cítrico en general) le encanta a Ilario Mosconi, así como el pescado azul.


Trenette, anguila crujiente, tomate, limón confitado: pedazo fotos hago, oiga. Una vez más, pasta artesana con pescado graso, verdura fresca y un punto cítrico; en este caso el limón confitado, que daba un toque dulce a todo el conjunto.


Conchigliona relleno de verduras y quisquillas, almeja, navaja: una única pieza de pasta, rellena de una deliciosa crema con sabor a mar y monte. Acompañada de navaja precortada, almeja verdadera y chipirón. Todo en vajilla de fantasía que daba la sensación de romperse con mirarla.


Risotto cacio e pepe: el plato más contundente: arroz caldoso con queso pecorino y pimienta.


Ravioli tres quesos: con ricotta, pecorino y parmesano. Tuve que contenerme, porque genera adicción: no has terminado un bocado y ya te estás metiendo el siguiente en la boca. Uno de los platos más conseguidos de todos.


El único plato de la degustación que llevaba carne: pappardelle con yema, ragú de pollo, azafrán y guisantes. Tal vez el más aromático de todos. Y atención a la foto que me he marcado, yo solito me lo digo todo.


Spaghetti alla chitarra, mozarella di buffala, pomodoro di Corbara: ¿que estabais llenos? Pues toma otro para rellenar. Un plato italiano donde los haya: espagueti, tomate, mozarella. Simple y delicioso: los ingredientes son fundamentales en los platos sencillos.


Mi postre favorito: la tabla de quesos, en este caso italianos: Monvesina (de vaca y con un mes de curación), Rocchetta (de vaca y cabra, con dos meses), Tumin (de cabra y con un mes), Taleggio (de leche de vaca cruda, con tres meses) y, finalmente, la estrella: Parmigiano-Reggiano (26 meses, por supuesto de vaca; está acompañado por un delicioso balsámico de Módena con la friolera de 25 años en barrica).


Si, en lugar de un postre salado, optáis por uno dulce, ¿qué tal este tomate confitado con helado de vainilla, frutos rojos y almendra? Muy interesante el poder tomar un tomate como postre y no en ensalada.


Para limpiar la boca tras los quesos antes de pasar al café, este mini-huevo de Pascua de chocolate blanco, relleno de mousse de chocolate blanco y con perla de After Eight.


Por último, el importantísimo café expreso con bombones, de gran calidad y que dejaba muy buen sabor de boca. Hay tres bombones artesanos (chocolate blanco, balsámico de Módena, tomate y albahaca; a cual mejor) y una esfera de "peta-zetas" de avellana, que recomendaban muy acertadamente tomar en último lugar.



¡Puf, menudo menú! No os vais a quedar con hambre, ya me extrañaría. Atención, la comida aquí es generosa en grasas de calidad (mantequilla, aceite de oliva, queso) por lo que quienes no estéis acostumbrados lo podéis acusar. Yo os aviso, sin que eso signifique un demérito del nivel culinario. Otro aviso a navegantes es que la carta de vinos está disparadísima en lo que a precios se refiere (mucho, mucho). Hasta ahí los peros. En el lado de los halagos: trato exquisito, ambiente tranquilo, maravilloso emplazamiento y un producto de calidad excepcional. Si os gusta la pasta os maravillará Mosconi.


Mosconi
Jefe de cocina: Ilario Mosconi
13, rue Münster, L-2160, Luxemburgo
+352 546 9940
http://www.mosconi.lu/
Menú de pasta (el de esta entrada): 110 €




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