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domingo, 14 de enero de 2018

Prado Enea 1981

De la bodega riojana Muga solo habíamos catado su excelente Torre Muga, en su añada de 2009. Si aquel era un vino de corte moderno, hoy os traigo el gran clásico de la bodega: Prado Enea. Y ya que es clásico, vamos a darle todavía más clasicismo catando una añada antigua, nada menos que de 1981.

Prado Enea es el gran reserva de la casa, aunque, cosa curiosa, en la etiqueta solo decía "reserva". No obstante, dándole la vuelta y comprobando la contraetiqueta del propio consejo regulador vemos la indicación de gran reserva.

Está elaborado con toda la panoplia de variedades tintas riojanas: tempranillo (la que predomina, con un 60%), garnacha, mazuelo y graciano. Tanto la fermentación alcohólica como la maloláctica fueron en tinas de madera (no en vano la bodega cuenta con sus propios maestros toneleros) y la crianza fue de más de tres años en barricas de roble americano. Después, dos años en botellero antes de salir al mercado, y la torta en la bodega de mi tío, donde la descubrió mi primo José mientras celebrábamos ayer el cumpleaños del primero.

Los datos de elaboración y crianza que acabamos de ver le auguraban gran potencial de envejecimiento, y los augurios se cumplieron, como ahora pasamos a ver (para gran alegría de los mayores de edad presentes, que sumábamos ocho):

Prado Enea 1981
Bodegas Muga SL
DOC Rioja
12,5%
Catado el 13 de enero de 2018.
  • Granate de capa media (sorprendente, esperaba que fuese mucho más abierta tras tantos años, porque las sustancias colorantes van decantando con el tiempo). Por la misma razón es bastante limpio, pese a que hay, lógicamente, algunos posos. Ribete teja (esto no sorprende).
  • Intensidad aromática media: setas (boletos y shiitake; qué ricos), madera húmeda, chocolate negro y, por supuesto, notas típicas de un rioja viejo: rosas marchitas, hojas secas.
  • Muy suave, con paso claramente salino (que no salado, esto es, hablamos de salinidad agradable). En consonancia con lo que hablábamos en la fase visual, el paso es más untuoso y menos ligero de lo que la antigüedad podría hacer presuponer. Taninos ya desaparecidos por completo. Por vía retronasal llegan notas de café. Jo, qué rico.
El flash hace que el vino aparezca más oscuro de lo que es, pero también permite leer bien la etiqueta, incluso lo de "reserva" en lugar de "gran reserva" que más arriba comentábamos.

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