Buscar en Bebercio

Donar

viernes, 23 de marzo de 2018

Sota, caballo y rey II (la parkerización del vino)

Hola, resalaos,

Vamos a seguir hablando un poquito de la homogeneización de los vinos (lo que he dado en llamar el "sota, caballo y rey" de los mismos). En este caso no nos centraremos en el panorama español sino en el mundial. Sí, sí, mundial he dicho.

¡Pero si es la misma imagen de ayer! Pues sí, la mismita. Sota, caballo y rey.


Venga, centrémonos: hay un señor muy importante en este mundillo del vino llamado Robert Parker Jr (de los EEUU) que se ha convertido en el gurú del mismo (del vino, no de su persona, a ver si nos centramos). Lo que a él le va es, de entrada, el tinto. Además le gusta francés, concretamente de Burdeos, caro, con mucha extracción y gran influencia de la barrica en el resultado final. Vamos, un vino bien estructurado, potente, con mucho color, tremendo aroma y persistencia elevada. Que tú dirás "hombre, como a todos"; pues sí... y no.

¿Están ricos esos vinos? Claro. ¿Los demás no están ricos? Claro que lo están, faltaría más. Para empezar, hay grandísimos vinos que no son tintos. He dicho.

Para continuar, hay tintos oxidativos deliciosos; también sin tanta barrica o con mayor sutileza y menos potencia. Pero... a Parker le molan los tintos tremendos. Y Parker tiene mucho peso.

Durante los últimos años hemos asistido al desarrollo de una burbuja en el mundo del vino, burbuja en la cual lo que este gurú dijese iba a misa. Cuando a un vino iba y le sacudía 100 puntos (el máximo de su clasificación) la fama de este vino (y, consecuentemente, su precio) se disparaba a niveles estratosféricos. Si un vino antaño famoso era despreciado por él, sus ventas caían significativamente.

Todo esto, aparte de acarrearle a Rob pingües beneficios y amenazas de muerte casi por igual, ha supuesto que la industria del tinto se haya vuelto bastante homogénea, intentando ganarse los favores de este señor. Así pues, de un tiempo a esta parte cualquier vino medianamente caro (o, a veces, incluso baratero) ha venido respondiendo a este criterio (que es el genérico de nuestro señor Parker):

Tinto parkerizado cualquiera
Bodega de turno
DO abierta (lo petan las bordelesas)
% variable, aunque no es raro pasar de 14 y hasta de 15, con tanta extracción
  • Picota oscuro, de capa requetecubierta, con abundantísima lágrima y ribete ora violáceo, ora directamente azul, como los pitufos.
  • Intensidad aromática disparada, exagerada, bestial: toda la fruta negra del mundo (no ya madura, sino confitada, en mermelada o compota), más humo que dentro del botafumeiro de Santiago de Compostela, más cuero que en los zocos marroquíes y más especias que en el bazar egipcio de las mismas (sobre todo especias golosas, como vainilla, canela o nuez moscada, pero también pimienta negra y clavo). El resto de notas sobran: nada de fruta roja o frutas mediterráneas y tropicales; de hecho, ni siquiera fruta negra que no haya madurado. Los aromas secundarios (los de la levadura) no vienen a cuento. Y los primarios o terciarios sutiles, tampoco: solo los tremendos.
  • En boca se muestra potentísimo, una bomba alcohólica. Puede parecer golosote gracias al etanol bestial, pero los taninos han de ser tan poderosos como los superhéroes de los comics y, por tanto, hacer desparecer toda idea de dulzor. Hablamos de un vino más envolvente que la música ambient y más persistente que el último tema de Luis Fonsi. Así le gustan a Parker.
¿Están bien vinos como los arriba descritos? Pues de p**a madre, la verdad. Para eso valen lo que suelen costar, a ver si nos entendemos.

¿Son los únicos vinos que están bien? Ni de coña. Hay deliciosos vinos generosos, blancos, rosados, espumosos, oxidados, viejos, jóvenes, añosos... No caigamos en la tentación de pontificar acerca de EL VINO, como si solo hubiera uno, porque no solo es una chorrada falsa sino que, además, pasa por alto la cuestión de que todo cambia en función de la hora, el clima, el ánimo, la compañía, el maridaje, el dinero disponible, la circunstancia...

Y, si no, a ver quién es el listo que me marida un tinto parkerizado en una calurosa primera hora de la tarde de agosto, a orillas del mar Mediterráneo, con unos langostinos, unas sardinas y unas olivitas. Y os prometo que hay cantidad de vinos que van de cine con semejante situación... pero no responden al patrón descrito en esta entrada. Ni falta que hace.

Gracias por vuestra atención, requetesalaos. Hasta mañana.

1 comentario:

  1. Me quedo asombrada con eso de que también haya super sabios mandones en esto del vino. Desde luego que hay vinos muy diferentes entre sí y que pueden ser una delicia sin ser caros.

    ResponderEliminar