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jueves, 22 de marzo de 2018

Sota, caballo y rey I (verdejos)

Buenos y primaverales días a todos,

Vamos a empezar la entrada con una interesante imagen, obra de este vuestro sumiller de cabecera:

¡Oh! Sapristi, resulta que también colecciono naipes.
Premio para el que me sepa decir las distintas barajas aquí presentadas.


En la foto hay muchas cartas, procedentes de diversas barajas, todas ellas aparentemente distintas. Pero si uno mira con detenimiento, verá que, más allá de tamaños, formas, imágenes y representaciones, todas ellas son, una y otra vez: sota, caballo y rey. De oros, para ser precisos.

¿Y esto que diantre tiene que ver con el bebercio, oh, sumiller de los oros?

Pues os cuento: en el mundo del vino también hay mucho caso de sota, caballo y rey. Hace unos días os lo contaba al hilo de un verdejito; pero esta variedad no constituye, ni de lejos, el único caso. Vamos a ver algunos de ellos (algunos, digo, porque todos requeriría una monografía harto extensa); pero los vamos a ver poco a poco, primero para no cansar y segundo para que os pique el gusanillo y sigáis viniendo de tanto en cuanto por aquí. Cómo soy.

El ejemplo del que os hablaba (lo de los verdejos) es un buen comienzo. Hay en España una cantidad abrumadora de ellos: vinos blancos elaborados con esta variedad de forma o exclusiva o muy mayoritaria; casi siempre (pero no exclusivamente) provenientes de la DO Rueda y, también casi siempre (pero no solo), jóvenes, sin crianza en barrica ni sobre sus lías.

Estos verdejos pueden estar bien elaborados o mal elaborados; en el segundo caso (muy reconocible por un tufo a sobaco sudado que echa de espaldas) no vamos ni a entrar, porque no lo merece. Así pues, solo os hablo de los correctos. Bien, ¿qué pasa con los verdejos españoles jóvenes bien elaborados? Pues que, con honrosísimas excepciones, son todos el mismo vino.

¿El mismo? ¿Es que lo elabora uno solo y lo embotellan muchos? ¡NO! No es eso lo que digo, claro que no, insensatos. Lo que digo es que todos resultan iguales desde un punto de vista organoléptico, y hasta os puedo hacer la cata genérica teórica ahora, así, tirando de experiencia:

Verdejo joven cualquiera
Bodega de turno
DO Rueda (quizás VT Castilla y León)
% variable, pero entre 12 y 13 es habitual
  • Entre amarillo pajizo y dorado pálido con irisaciones verdosas, que para eso la uva se llama verdejo. Limpio, que para eso se filtra.
  • Intensidad aromática variable, pero aromas muy constantes: notas predominantes de fruta mediterránea (pera y manzana verde, a veces limón), bastante hierba recién cortada... poco más. Si apareciesen los sudores antes mencionados, malo. La paja o el heno se aceptan, que van en la línea de la hierba; también el hinojo.
  • Ataque seco, no exageradamente graso; paso fresco (hasta muy fresco), sin salinidad ni umami que valgan. Final ligera o incluso netamente amargoso (esta variedad tira por ese lado) de persistencia media.
¿Está esto, así explicado, mal? Pues no, la verdad. Entonces, ¿cuál es el problema, oh, dichoso sumiller? ¿Acaso no podemos tomarnos nuestro verdejito fresquito en la terraza veraniega de turno? Sí, majos, claro que podéis, y yo mismo lo hago.

El problema es la inflación de bodegas y marcas, que nos llevan a pensar que tenemos un abanico esplendoroso de opciones cuando, en realidad, todas nos están vendiendo el mismo producto (que acabo de cataros). Un petardo.

Y esto, ¿por qué ocurre? Pues es una espiral perversa, un círculo vicioso de estudios de mercado, publicidad, falta de criterio y ganas de hacer pasta. Me explico: los empresarios quieren hacer pasta, y muchos consumidores tienen un criterio reducido. Les (nos) han dicho que Rueda mola y se han (nos hemos) aprendido la palabra "verdejo", así que la reconocemos inmediatamente y nos la dejamos encasquetar casi sin pensar, eso cuando no la pedimos directamente. Por tanto, los estudios de mercado le dicen al empresario (y con razón) que ahí está la pasta a la hora de invertir en una bodega. Hemos cerrado el círculo y la hemos pifiado.

¿Todos los verdejos son así? No, ya os lo he dicho antes, hay honrosísimas excepciones. ¿Esto solo lo acusa el verdejo? No, también os lo he dicho antes, centraos: vamos a empezar estas entradas de sota, caballo y rey por aquí, pero continuarán. ¿Hay que hacerte caso porque tú lo digas, petardo de sumiller? Tentado estoy de decir que sí, pero la verdad es que no: esta es mi opinión (muy educada y acertada), pero, como siempre, os animo a que catéis y decidáis por vosotros mismos, claro que sí.

Gracias por vuestra atención. No dejéis de decirme en los comentarios, suponiendo que os animéis a ello, lo que pensáis respecto a este tema y qué otros vinos (o bebercios en general) os parece pecan de caer en el sota, caballo y rey.

Besos y abrazos.

3 comentarios:

  1. Aunque me gustan, no soy bebedor habitual de vinos, por lo que no podría hablar con propiedad de este tema. Simplemente me gustaría agradecerte la explicación, lo aclaras perfectamente.
    Muchas gracias y un saludo.

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  2. Sigo sin poder leer los otros comentarios

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