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domingo, 10 de enero de 2021

Gouden Carolus Hopsinjoor

Con la de hoy llegamos a las 900 entradas bajo la etiqueta "cerveza" en Bebercio, y hay que celebrarlo como se merece, con una birra magnífica y especial. Y tranquilos, queridos enófilos: la próxima entrada marcará la noningentésima bajo la etiqueta "vino" (ya sabéis que quiero a mis hijos por igual).

Cuando, el verano de 2020, nos alojamos en Het Anker durante nuestro periplo anual por Bélgica, mi intención era terminar de catar toda la panoplia de cervezas (y güisquis) que esta casa malinesa ofrece; pero aunque estamos cerca, aún no se ha logrado. Es que hay mucho por catar.

El acceso a Het Anker: en primer plano, el bar-restaurante (puerta desde la calle) y la tienda (puerta interior). Detrás, la destilería (la cervecera y el hotel quedan a la izquierda, fuera de plano).


Pese a todo, paso a paso nos vamos aproximando a la meta. Hoy, otro paso más, y otro poquito del folclore de la ciudad de Malinas al hilo del nombre de la cerveza.

Opsinjoorke es un personaje popular malinés cuyas raíces se hunden en la época de la dominación española de Flandes (durante siglo y medio, casi la totalidad de los actuales Bélgica y Luxemburgo): de aquel entonces llegaron allí, entre otras, estas dos cosas: la palabra "señor", escrita en neerlandés como sinjoor, y el entretenimiento popular de mantear un pelele (pensad en el cuadro de Goya).

En Malinas termina habiendo una tradición, pues, de manteo de un pelele, al que pasarán a denominar Opsinjoorke (de forma un tanto libre podríamos traducirlo como "el señoritingo"). El original está en un museo y ha protagonizado algunas anécdotas curiosas de robos y rivalidades, pero eso excede el ámbito de esta entrada. Fuera del original, hay representaciones de Opsinjoorke por toda la ciudad:

Esta, más clásica, está en una esquina de la Grote Markt, frente al ayuntamiento.


Esta otra, más moderna, está tras la catedral, y permite al público (sobre todo infantil) solazarse.


Por su parte, los de Het Anker han querido rendirle homenaje a esta parte de la idiosincrasia de su ciudad en el nombre de la cerveza que hoy catamos, y lo han hecho, como de costumbre, con un juego de palabras: Hop (lúpulo), con esa hache, delante de -sinjoor. Han eliminado el diminutivo, que en neerlandés se construye con el sufijo -ke
 
Resultado: Hopsinjoor, cerveza malinesa con mucha influencia de los cinco lúpulos que le añaden en cantidades generosas. Catemos:

Gouden Carolus Hopsinjoor. Ale belga. 8%
Catada el 21 de julio de 2020 en Het Anker.
  • Dorado pálido, con gran turbidez. Crema blanquecina muy densa y compacta.
  • Pese a los lúpulos, la intensidad aromática es sutil: limón, pan, ahumado.
  • Seca, con buen cuerpo. Paso muy fresco. En el final, bastante duradero, sí se notan los lúpulos en el gran amargor herbal.
Cata de botella. Servida en su cáliz, sobre su posavasos, en su bar, frente a su logo. Y junto a Koch.



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