Ya hemos catado unas cuantas cervezas suizas, pero esta se va a llevar la palma, y creo que durante un buen tiempo. Vayamos poco a poco.
En enero de 2009 Eric Asimov, el gran gurú de las catas del New York Times (normalmente de vino, en este caso de cervezas), decidió hacer un panel de cata de cervezas envejecidas en barrica de todo el mundo. Que tú vas y piensas "¿cervezas envejecidas en barrica?" -Pues sí, oiga, nada menos.
Como él mismo nos explica en el artículo (leedlo, tenéis derecho a un artículo del NYT gratis al mes, generosos ellos) el envejecimiento en barrica es algo harto normal en vinos y güisquis, pero más bien extraño en birras. No obstante, desde que inauguramos el s. XXI, los cerveceros le están dando una oportunidad (siempre hubo gente haciéndolo, léase lambic, pero a una escala mínima; ahora hemos subido a una escala menor. Sé que suena raro, pero menor es más que mínimo).
Esta es una cerveza acídica, que precisamente recuerda a las lambic, y que se envejece en barricas que previamente han contenido multitud de cosas, desde vino a grappa o ron. La elabora Brasserie des Franches-Montagnes y las producciones son mínimas, caras (20 lereles la botella de 75 cl, con el paso de los años va subiendo el precio), pensadas para guardar en cava y para, posteriormente, beber con calma. Salen al mercado con añada: la de Asimov en el artículo citado es la de 2006, la que nosotros catamos es la de 2017.
Ah, se me olvidaba: en el panel de cata esta cerveza quedó la primera de todas.
- De color pardo-anaranjado, sin apenas crema.
- Intensidad aromática media. Muy compleja: tostada, nuez, fruta roja, sidra, manzana...
- Seca, con paso vivo y cuerpo medio. Larguísima, sin amargor pero con gran umami en el final seco. Muy rica, la verdad.
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