Estamos ante una de las cervezas más famosas del mundo: la más vendida en su lugar de origen (México), la más importada en EE.UU. y, según a quién preguntes, la segunda del mundo.
Hasta junio de 2016, esta birra se llamaba Coronita en España por una serie de problemas legales con el grupo Torres, pero desde entonces se viene llamando igual que en el resto del mundo. Por cierto: en muchas partes, México incluido, se llama "Coronita" al botellín de Corona Extra, para complicar un pelín más las cosas.
La elabora el Grupo Modelo, que es también responsable de muchas de las cervezas más conocidas del país azteca (la primera que catamos en Bebercio, allá por el inicio de nuestra andadura, fue Negra Modelo).
Es habitual tomarla directamente de la botella (totalmente transparente e incolora), con una rodaja de lima (o, en su defecto, de limón). Ahora veremos por qué.
Catada el 7 de julio de 2024.
- Dorada, limpia y pálida, burbujeante, con una crema espumosa de color blanquecino que desaparece sin dejar traza alguna (desaparece si uno la sirve en una copa o vaso, en la botella no).
- Intensidad aromática baja, y menos mal: sirope de maíz a punta pala, cartón, ceniza (si bebes de la botella no te enteras de los aromas en absoluto; además, la lima tiene uno mucho más potente que enmascara estos defectos: de ahí le viene al pescado la tradición de añadirle limón).
- Seca, sosa, acuosa. Mogollón de carbónico añadido. Sin cuerpo, sin sabor (salvo por un ligerísimo amargor al final). De nuevo, de esto se entera uno menos si bebe directamente de la botella, salvo por un factor: el carbónico. Pero ahí entra la rodajita cítrica, que elimina el exceso de burbujas. Es, entre nosotros, una chela francamente mala.
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