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miércoles, 16 de abril de 2014

Pavillon rouge 2000

Antes de empezar, he de hacer una confesión: no soy rico. Dicho esto, ahora viene la cata de un vinazo que cuesta algunos cientos de euros, ¿por qué? No soy rico pero me muevo mucho. Además de por curro, intento estar al tanto de las oportunidades que se presentan para no dejarlas pasar. Y este vino es uno de esos casos. Algún día contaré la anécdota completa de la procedencia de este vino y de algunos más, pero, de momento, baste decir que lo abrió mi primo Pedro, mano a mano conmigo, en su cumpleaños. Qué campeón. Vamos con la cata.

Pavillon rouge 2000
SCA Château Margaux
AOC Margaux
13%
Catado el 27 de noviembre de 2013
  • Rojo cereza, ribete cardenalicio.
  • Eucalipto, pimiento verde. Oliva negra, cuero, grafito, vainilla. Fruta roja, pimienta, caja de puros, zarzaparrilla.
  • Suavísimo, goloso, amplio, amargoso, de persistencia media y final con notas minerales y varietales.
Bien, hasta ahí la cata, sencillita. Si os fijáis, termino diciendo que tiene notas varietales, y empecé los aromas mencionando el eucalipto y el pimiento verde. Aunque en la etiqueta no lo dice por ninguna parte, la presencia de estos aromas tan marcados me denotó que la variedad de uva empleada en su elaboración es la cabernet sauvignon, que típicamente da esta nota balsámica del eucalipto o la menta, y también de capsaicina, la molécula que le da a las guindillas, pimientos y chiles el toque picante (del latín Capsicum, pimiento). Efectivamente, cuando me fui a internet comprobé que la añada 2000 es monovarietal de esta uva (monovarietal quiere decir 100%, una sola variedad).

Que un vino retenga las características propias de la uva  con que se ha elaborado es deseable, igual que las del terruño. Si todo fuese efecto de la barrica terminaríamos teniendo una homogeneidad tremendamente aburrida en todos los vinos del mundo. Te puede gustar o no lo cabernet sauvignon, vale: si no te gusta, no vayas a por un monovarietal. Pero si te gusta, es muy deseable que su identidad siga presente y se vea realzada por el buen hacer del enólogo, que es justo lo que ha pasado en el ejemplo que nos ocupa.

Maldita etiqueta, lo que costó despegarla


Más adelante vendrán catas de vinos de cinco pavos, no os creáis que todo va a ser así de tremendo (este costaba unos 200 en tienda, y en restaurante no lo quiero ni pensar). Pero me apetecía empezar los vinos con algo especial.

Una vez más, gracias por vuestra atención.

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