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miércoles, 16 de abril de 2014

La copa no es un vaso

Vamos con la primera entrada teórica, que se noten los cursos de cata que de vez en cuando voy y doy. Empezaré explicando algo que parece obvio pero que, lamentablemente, no lo es: la copa no es un vaso.

Muy bien, me he lucido. La copa no es un vaso, es una copa. Vale ¿en qué se diferencia de un vaso? En que tiene un pie. Hasta aquí, todos contentos, es verdad, tiene pie. Y ¿para qué es ese pie? Aaaah, aquí viene el meollo de la cuestión. No es para hacer bonito, no. Es para nuestra mano, que tiene que dirigirse al pie para tomar la copa, y no al globo. A nadie se le ocurre tomar la taza como un vaso (porque la taza tampoco es un vaso) sino por el asa, que es su elemento diferenciador: es que quema. Pues bien, yo hago un llamamiento a que a todo el mundo le "queme" la copa y siempre se tenga la precaución de tomarla por el pie.

Hay varias razones para hacerlo:
  • El contenido de la copa debe estar a una temperatura concreta, y nuestra manaca viene a 36,5ºC (si no tenemos fiebre), con lo que calentamos muy rápido lo que contenga.
  • Para apreciar el color no interesa que haya nada oscuro interfiriendo, como una manaca, porque el color del líquido parecerá más oscuro.
  • En el cristal las huellas dactilares se notan muchísimo.
  • A la hora de agitar la copa es muy fácil hacerlo desde el pie y complicadíiiiiiisimo desde el globo (y salpicar a los demás no termina de molar).
  • Y el punto más importante: queda fatal. Vas a una boda, te gastas una pasta en la ropa, en la peluquería y tratamientos, lavas el coche, te haces el epítome de la sofisticación para quedar bien con los demás asistentes... ¿y te dedicas a llevar la copa como si fueses Gollum con el anillo único? "Mi tesooooro, que nadie me la arrebate, mi cooooopa" ¡Por favor! Un poquito de sofisticación.
El caso es que se puede ver en todas partes este fallo. En las películas de Hollywood los amantes en restaurantes carísimos brindan con copas de cristal de Murano como si fueran vasos de plástico en un campamento, y en la publicidad gente aparentemente sofisticada no toma la copa, la engancha. Hago mi llamamiento al mundo: la copa no es un vaso, seamos justos con ella. Además, es un gesto simplísimo que queda muy bien.

"Somos todo elegancia y hermosura, pero que nadie nos quite las copas"
(La imagen la he encontrado en Internet, es de un anuncio de complementos)


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