Para empezar, una declaración de principios: soy un enamorado de las cervezas trapenses. Son poquitas, la mayoría están en Bélgica (gran tierra de cerveza, si no la mayor), y las llevan monjes que no pretenden generar lucro sino mantenerse por sí mismos, sin recurrir a limosnas, subvenciones, acuerdos o conciertos. Así que elaboran cerveza, queso, paté... lo que sea, y lo venden a un precio razonable. Y acostumbra a ser riquísimo. Eso por un lado.
Por otro, no sé si os habéis fijado en mi apellido, pero muy español no es. Es holandés, viene a significar "huno" (de los de Atila) y el caso es que cada cierto tiempo tengo la suerte de viajar al Benelux a ver a la familia, momentos que aprovecho para beber cervezas ricas, entre las cuales la que nos ocupa es todo un clásico recurrente. ¿Que no sé qué pedir en un bar? Pues una Westmalle dubbel, porfa.
Encima, el año pasado tuve la inmensa suerte de acercarme al monasterio con mi padre y echarle un vistazo, además de tomar un par de cervezas y unos quesitos en la cervecería aneja. Una experiencia fenomenal, dejo unas fotos que den fe de ella. El de la barba y las sandalias que sale más feliz que una perdiz es un servidor.
Vale, y ahora, al turrón: la cerveza.
Los monjes de Westmalle (es decir, del Malle occidental, también hay un Oostmalle o Malle oriental) fueron los que se inventaron lo de dubbel y tripel, que no significa que tengan dos o tres fermentaciones; parece que ponían equis para indicar lo potente que era la cerveza, y la rubia básica llevaba una, la tostada más fuerte dos, la rubia con mucho alcohol tres... así que doble y triple. Al final se ha quedado para definir un estilo, en concreto una doble es una cerveza oscura, bastante alcohólica (la que nos ocupa, 7%) con cierto dulzor y sin un amargor pronunciado.
Tengo unos cuadernitos en los que apunto mis catas y pego las etiquetas, así que os cuento lo que escribí cuando la caté. La primera cata escrita tiene fecha del 17 de diciembre de 2012:
Westmalle dubbel. Cerveza trapense belga. 7%
- Castaño oscuro con reflejos ambarinos, burbuja fina y crema abundante color hueso (amarillento).
- Aromas de levadura, caramelo, hierro, bollería, pasto, cereza... Muy compleja.
- Fresca, potente, envolvente, con paso amplio y notas metálicas. Final gratamente amargoso, muy prolongado, con notas de café (ya avisé que habría pedanterías). Una delicia, como siempre.
- Marrón chocolate muy oscuro, de capa cerrada. Crema moka.
- Intensidad aromática elevada: caramelo, cera virgen, hoja de higuera, chocolate, café...
- Potente, amplia, equilibrada. Paso metálico. Final largo con buen balance entre ácido y amargo. Retronasal marcada de chocolate negro. Riquísima.
Me traje una botella de 75 cl (porque las catas previas son en la de 33) y la dejé un año esperando antes de probarla; hubo diferencias sensibles. Pero como me estoy enrollando, dejo esa cata para una ocasión futura.
Gracias por estar ahí, y por tomar esta birra conmigo.
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