Vamos a terminar de hablar de la fase visual que, como recordaréis, es la primera de las tres grandes fases en que dividimos en la última entrada la cata.
Después del corazón y el ribete, nos vamos a fijar en el brillo. Por regla general, un vino más brillante va a ser también más fresco (cuando la acidez es buena hablamos de frescura, pero ya retomaré eso en la fase gustativa). También en la limpidez o turbidez (ahora que están de moda los vinos sin filtrar es más sencillo encontrar vinos turbios): la turbidez no afecta realmente ni al sabor ni al olor, aunque sí a la textura, sobre todo si los posos son grandotes.
La famosa lágrima, esas gotas transparentes pegadas a la copa después de inclinarla o agitarla, es el glicerol, resultante también de la fermentación alcohólica del mosto. Las levaduras liberan como residuos etanol y dióxido de carbono fundamentalmente, pero también otras sustancias como este glicerol del que os hablo. El glicerol no es miscible con el resto del vino y se queda flotando sobre él. Además, como su tensión superficial es elevada, se agarra con uñas y dientes a la pared del vaso, resbalando lentamente y formando la lágrima. Como nota curiosa, os diré que en otros idiomas no se la denomina lágrima, sino "piernas" o "ventana", metáforas todas que hacen alusión a la forma en que las gotas van cayendo.
La lágrima nos indica cuán untuoso va a ser el vino (dicho en no pedante: si va a ser más o menos acuoso, cuanto menos acuoso más untuoso): a mayor lágrima, mayor untuosidad. Como es un resultado de la fermentación, igual que el etanol (que es el que emborracha), también indica si el vino es más o menos alcohólico. Como en todo, hay excepciones, ojo.
Vale. Corazón, ribete, brillo, limpidez, lágrima... Me parece que está todo en lo que a fase visual se refiere. Acordaos de tomar la copa por el tallo y de tener una superficie blanca y una luz igualmente blanca a la hora de observar lo que vayáis a catar. En la próxima, empezaremos con la fase olfativa (y me parece que me voy a extender laaaaaaargamente).
Gracias a los cuatro gatos que me seguís. Un abrazo.
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