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martes, 20 de mayo de 2014

4 kilos 2007

Hola, salaos, que sois unos salaos.

Vamos a catar un vino curioso. Empieza siendo curioso ya desde el nombre, que es el mismo que tiene la bodega: "4 kilos". Eso es, por lo visto, lo que les costó montar la bodega en Mallorca: cuatro kilos, es decir, cuatro millones de pesetas (no me parece demasiado, la verdad). Nombre curioso, fácil de recordar, empezamos bien.

Continúa siendo curioso por la etiqueta: se toman la molestia de encargarle cada año a un autor diferente el diseño de la misma. Hoy vamos a catar el 2007 (segunda añada de este vino, tras la del 2006, cuando salió al mercado por primera vez) que está ilustrada por Abdelkader Benchamma, al que yo no conocía de nada pero cuyo dibujo me encantó.
La etiqueta en cuestión.

Un aspecto importante en los vinos, a veces pasado por alto, es que no acostumbran a ser constantes añada tras añada, por lo que no es lo mismo hablar del vino "Perengano 1978" que del "Perengano 1980": uno puede ser maravilloso y el otro una castaña. Siempre que os refiráis a un vino, recordad mencionarlo por el nombre y el apellido, esto es, la marca comercial y la añada. ¡Ah! Y si, de casualidad, existe un vino que de verdad se llama Perengano, haceos cargo de que no me refería a él en concreto, sino a cualquier vino. Me consta que hay uno llamado Menganito, de Rueda.

Los de 4 Kilos facilitan mucho el entendimiento de esa diferencia de vinos de añada en añada con la acusada diferencia entre etiquetas, algo por lo que les estoy muy agradecido. Y hacen las delicias de los labelófilos, o sea, los coleccionistas de etiquetas (este término lo aprendí en un librito de Mauricio Wiesenthal, Etiquetas de oro, muy recomendable).

Bueno, pues si el vino es curioso por el nombre y curioso por la etiqueta, nos queda desear que también lo sea por el contenido, vamos, que sea rico. Comprobémoslo:

4 kilos 2007
4 Kilos Vinícola SL
VT Mallorca
14,5%
Catado el 6 de noviembre de 2011.
  • Picota oscuro con ribete cardenalicio. Mucha lágrima y algunos posos (a quien no le gusten, que decante).
  • Mermelada de mora, regaliz, gálbula* de ciprés, grafito, pizarra.
  • Suave, intenso, fresco, largo. Buenos taninos, bien pulidos. Notas amargas en postgusto, con recuerdos de caja de puros**. Muy rico y fragante.
Así que también ha resultado curioso al catarlo. Resumiendo: un vino que merece la pena. Es un poco caro (veintimuchos pavos, incluso a treintaytantos puede llegar) pero mola mucho todo en él, así que para un regalo o cuando os inviten a cenar queda de fábula.

Como siempre, gracias por estar ahí, salaos.


* Ya sabéis que los sumilleres somos pedantes, y más si somos biólogos, además. Gálbula es a los cipreses lo que piña a los pinos: el cono, el fruto.
** Insisto en que somos muy pedantes. Cuando hablamos de caja de puros nos referimos a la mezcla de aromas terciarios de tabaco y madera aromática: si alguna vez os dieron una caja de habanos para guardar juguetes o cartas puede que recordéis cómo olía al principio (con el tiempo se le va el aroma, claro).

1 comentario:

  1. No he tenido la ocasión de probarlo, pero la etiqueta es muy chula. Me recuerda a La gran ola de Kanagawa: http://es.wikipedia.org/wiki/La_gran_ola_de_Kanagawa

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