Buscar en Bebercio

Donar

sábado, 19 de julio de 2014

Château de la Rivière 1978

Saludos a todos mis seguidores (a los cinco o seis, a todos),

Hoy vamos a ver un vino con 36 añazos -se dice pronto- y que todavía está bien rico. Además, nos va a servir para ilustrar la diferencia entre los vinos clásicos y los modernos.

Los de corte moderno son aquellos con mucha extracción (se deja macerar más tiempo el mosto con los hollejos), con lo que la tanicidad es mayor, al igual que el color y el aroma. Capa cubierta, mucha intensidad. Los clásicos, al contrario, son vinos más desvaídos, de capa más abierta, aromas más sutiles (pero eso no significa que sean menos complejos, simplemente la intensidad aromática es más baja) y una acidez marcada. El de hoy es un claro ejemplo del segundo tipo.

Lo llevé ayer a casa de mi tío, donde comimos con uno de sus hijos, Pedro, un primo mío del que ya os he hablado alguna vez en este blog. Pese a las tres docenas de años, el vino estaba francamente rico y nos terminamos entre los tres la botella, tan campantes. Es cierto que tenía notas claras de evolución, pero ninguna que supusiera un defecto. No todos los vinos pueden aguantar tanto tiempo sin estropearse (de hecho es bastante difícil, no os creáis que el vino gana indefinidamente con la edad porque os llevaréis desagradables sorpresas).

Château de la Rivière 1978
SA du Château de la Rivière
AOC Fronsac
12,8%
Catado el 18 de julio de 2014.
  • Granate abierto y aún brillante, con ribete teja.
  • Fruta roja en licor, chocolate, menta, naranja seca, un toque ahumado, bosque umbrío*, regaliz, vainilla.
  • Suave, fresco, ligero, con la acidez algo desmarcada. Poco tanino. Persistencia media-baja. En retronasal, mucho ahumado y una nota clara de champiñón**.
Etiqueta clásica para un vino clásico.


* Bosque umbrío: con esta pedantería nos referimos los sumilleres a un conjunto de aromas relativamente común en los vinos clásicos y que recuerdan a los que percibiríamos si estuviésemos dando un paseo por un hayedo en otoño: hojas secas, tierra húmeda, setas frescas, musgo... 

** Por chocante que os resulte, es una nota muy agradable y, además, resulta que es típica de la denominación Fronsac (que, por cierto, es una de las numerosas subdivisiones de Burdeos).


Actualización a 20 de enero de 2020: tenemos segunda cata del mismo vino, más de un lustro tras la primera, cuando ya ha cumplido 41 años, nada menos. Vamos allá:
  • Granate parduzco, aún brillante, limpio, con ribete anaranjado.
  • Intensidad aromática media: témpera, fresas deshidratadas, hojas secas, flores marchitas, romero.
  • Suave, ligero, vivo. Taninos bajos, persistencia reducida. Rico en su vejez.
Esta es la foto correspondiente a la segunda cata.

En las fases visual y olfativa comprobamos como el vino ha seguido envejeciendo; en la fase gustativa vemos que sigue siendo muy digno. Es un vino con muchísima longevidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario