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miércoles, 27 de agosto de 2014

Bianca 2013

Ayer tuve la suerte de que mi primo Pedro me invitase a cenar (olé, olé) a un restaurante japonés, en el que acompañamos las viandas con un verdejo de Rueda.

Alguna vez os he comentado que los vinos de Rueda son, en España, parte del sota, caballo y rey (Rioja, Ribera y Rueda, todo con R): parece que solo hubiera esas tres denominaciones y en muchos establecimientos no salen de ahí. Con todo lo negativo que es limitarse tanto, hay que reconocer que si han llegado esas tres DOs hasta ese nivel es, en gran medida, por haber hecho bien las cosas de forma constante durante muchos años. Al César lo que es del César.

Un problema que presenta el estar en todas partes es la homogeneización: al final muchas bodegas se limitan a elaborar el vino que la gente espera encontrar, y todos se parecen entre sí. Por eso alegra encontrarse vinos de alguna de estas tres regiones que tengan un punto diferente sin subirse a la parra con el precio. Es el caso del verdejo que hoy nos ocupa.

El primer aspecto en el que se diferencia de otros vinos es en la presentación. Quizás esto os parezca una tontería, pero no lo es. Muchísima gente, en el maremágnum de referencias, elige el vino por la etiqueta o la botella, y os lo dice uno que ha vendido vino durante años. "Quiero una botella que sea de color azul", "me llevo este porque tiene la botella más alta de todas", "esta botella hará luego un florero muy cuco", "voy a comprar este porque se llama como yo", "me gusta el dibujo de esta etiqueta, me lo llevo"... Son solo algunos ejemplos reales que he vivido en varias ocasiones. Así pues, es un acierto encontrarse una botella de forma diferente, con una etiqueta estilizada y una buena combinación de colores (el verde siempre presente en vinos blancos, claro, porque es el color de juventud de estos vinos).

El segundo aspecto positivo es no tener los clásicos defectos, algo más común de lo que se piensa. En los verdejos, como os he dicho alguna vez, el defecto más común es cierto aroma a sobaquina que no mola nada. Otro relativamente común es que el final amargoso de la verdejo se pase de la raya y sea directamente amargo. Afortunadamente, Bianca no comete ninguno de estos errores.

¿Y el precio? Unos nueve o diez euros. En el restaurante nos cobraron 15, ya se sabe.

Bianca 2013
Bodegas Nilo
DO Rueda
13%
Catado el 26 de agosto de 2013.
  • Amarillo pálido con irisaciones verdosas.
  • Intensidad aromática media: chicle de melón, cítricos, manzana verde, hinojo.
  • Acidez pronunciada, si bien fresca (esto hace que sea mejor tomarlo con comida que beberlo solo). Rápido en el paso por boca. Final sin las típicas notas amargas de la verdejo.


















Como ninguna de las fotos me quedó particularmente bien, os pongo ambas para que se complementen. La forma de la botella se ve mejor en la que no tiene flash; la etiqueta mejor en la que sí. La cubitera mejor en la primera, el sushi mejor en la segunda. 
Curiosamente, el color del vino varía poco entre ambas, aunque amarillea un poco sin flash (por las farolas) y clarea cuando le da de lleno. Es un detallazo que mi primo pusiera un plato blanco de fondo para las fotos.

2 comentarios:

  1. Con R de rico, especialmente en nariz!
    Felicidades por este blog, también con R de inteResante

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  2. ¡Qué tema tan interesante el de la presentación!, todo un arte. Adoro las botellas, las cajas, los papeles de envolver. Tengo aquí la preciosa botella de un vino D.O. Toro: MATSU. Un agricultor maduro me sonríe desde la etiqueta. El vino me lo tomé hace tiempo, la sonrisa me recuerda que me gustó.

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