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jueves, 28 de agosto de 2014

Volvoreta

Desde hace algunos años, el skyline madrileño está regido por las Cuatro Torres, cuatro rascacielos contiguos, los más altos de la capital y también de España. Tres de ellos han sido en su momento el edificio más alto del país, viéndose superados por alguno de sus hermanos conforme iban avanzando las obras. La primera en terminarse fue Torre Espacio, del arquitecto H. N. Cobb; pese a ser la más baja de las cuatro (224,5 m) fue el edificio más alto de España hasta que fue superada por la Torre de Cristal, del arquitecto C. Pelli (249,5 m). Esta se vio superada, a su vez, por la Torre Repsol (después Torre Bankia, ahora Torre Cepsa), del arquitecto Lord Foster, que es actualmente el edificio más alto del país (por la mínima, 250 m). Obviamente la Torre de Cristal y la de Foster andan con mediciones propias cada dos por tres, tratando cada una de ser la más alta. Pero parece que la Foster (tras tanto cambio de manos casi todos la llaman ya por el nombre del arquitecto, y no me extraña) se lleva la palma por unos centímetros.

La única torre que no ha sido en ningún momento la más alta de España es la Torre PwC, antes Torre Sacyr Vallehermoso. Además es la única diseñada por arquitectos españoles (Rubio Carvajal y Álvarez-Sala Walter) y la única que alberga un hotel, el Eurostars Madrid Tower, de cinco estrellas.

De izquierda a derecha: Torre Espacio, Torre de Cristal, Torre Sacyr (PwC), Torre Foster.
La foto la tomé en mayo de 2008, y todavía se ven grúas, aunque ya han llegado todas a su cota máxima.


En el piso 30 del Eurostars Madrid Tower está el restaurante Volvoreta, que toma su nombre de la palabra gallega para mariposa. La decoración del local se centra en mogollón de maripositas rojas colgadas del techo, que parecen salir de un cuadro en un extremo y volar hacia otro en el opuesto. Todo eso con unas vistas que quitan el hipo (ventajas de estar a cientos de metros de altura).

Del cuadro del fondo aparentan salir las mariposillas que hay por todo el techo (altísimo, por cierto).

¿Tiene usted vértigo? ¡Siéntese a comer aquí, ya verá qué risa!


La cocina es tradicional con producto de temporada. Fui a finales de septiembre del año pasado, es decir, hace casi un año. (Actualización a 9 de abril de 2018: he vuelto varias veces más, así que esta entrada va a quedar muy completa con distintos platos a lo largo del tiempo).

Una cosa estupenda que tiene el restaurante es que aceptan descorche (os remito a la entrada del vino que llevamos nosotros la primera vez). Veamos qué se puede comer:

Un pequeño aperitivo antes de empezar: bacalao y huevas.


Sopa de tomate verde y carabineros: al contrario que Mafalda, soy un gran aficionado a la sopa y, en general, a todos los platos de cuchara. Sopas de tomate he tomado muchas, pero no recordaba haberla tomado nunca de tomate verde.

Verduras de temporada a la plancha: un plato de lo más vegano. Coliflor, brócoli, zanahoria, cebolla, nabo, calabacín... Con un buen AOVE y gravy vegetal acompañando.


Ostras de la ría de Arosa: una de mis debilidades, las ostras. Hay dos naturales y dos con espuma de Clamato y vinagreta; ya sabéis que el Clamato es zumo de tomate con salmuera de almejas, muy consumido en México y el sur de EEUU.


Pulpo a la brasa: una pata de pulpo completa, a la brasa de leña. Habla la materia prima, obviamente.



Tataki de atún con tomate cherry pelado y mayonesa de wasabi: un plato de inspiración japonesa, en que el atún apenas se sella al fuego por fuera dejándolo crudo en el interior, para después cortarlo en filetitos. 


Pargo a la brasa sobre puré de patata casero: acompañado de calçots y bocaditos de patata. Un plato fuera de carta, totalmente de temporada, que tuvimos la suerte de encontrar en una sola de nuestras visitas.


Tartar de atún rojo con manzana verde y huevas de arenque: el atún rojo es uno de mis alimentos preferidos, aunque lo dejé de tomar mucho tiempo por la sobreexplotación a la que se vio sometido. Afortunadamente, parece que se recuperaron los caladeros; aunque siempre hay que estar pendiente, porque nos volveremos a sobrar, seguro.


Merluza de pincho con berberechos, salicornia y plankton: un plato interesantísimo, de la última vez que he estado por allí, en aquella ocasión con mi padre. La merluza, sin espinas pero con su piel, es acompañada de salicornia (una planta halófila que mezcla el sabor vegetal con el marino) y plankton, esto es, microorganismos marinos (la crema verde).


Milhojas de albaricoque con frambuesas y helado de vainilla: empezamos los postres con uno tan rico como bonito, y mucho más ligero de lo que parecía iba a ser.

Otro milhojas, en este caso de dulce de leche con helado de almendra. Los milhojas son, como podéis ver, una marca de la casa.
Pastel de zanahoria con sorbete de mandarina: una combinación muy interesante, la mandarina y la zanahoria. Todo muy naranja, y con sabores que casan muy bien. Un postre condundente, para compartir.

Sopa dulce de mango y helado de queso fresco: de sopa a sopa y tiro porque me toca. Empezamos con una sopa y terminamos con otra, muy refrescante como cierre.



Volvoreta
Jefe de cocina: Stéphane del Río
Hotel Eurostars Madrid Tower, piso 30 (Paseo de la Castellana 259B), 28046, Madrid
+34 913 342 755
 http://www.eurostarsmadridtower.com/ES/restaurante.html
Menú Almuerzo: 39 € (de L a V a mediodía)
Menú Degustación: 65 € (sin maridaje) / 85 € (con maridaje)

1 comentario:

  1. Estuve allí y me resultó una experiencia estupenda. He quedado en volver con unas amigas. La relación calidad precio es interesante.

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