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jueves, 4 de septiembre de 2014

Manualidades en los mundos del vino y la cerveza III (corchos)

Hace unos meses estuvimos hablando de manualidades factibles con los diversos elementos que acompañan al vino y la cerveza; en particular hablamos de las cajas de vino y las chapas de cerveza. Bueno, ha pasado cierto tiempo desde entonces, pero hoy os voy a hablar de algunas cosas que podemos hacer con los corchos.

Dado que el corcho es aislante y que flota en el agua, se pueden hacer innumerables cosas: salvamanteles (como los que ya hiciéramos con chapas de cerveza), posavasos, juguetes para la bañera o la piscina, fichas de damas (y, si eres muy apañado, también de dominó y hasta de ajedrez, aunque eso ya es para nota)...

Un uso muy sencillo que le di hace algún tiempo a un corcho fue el de llavero. Los buenos corchos son de una sola pieza y miden unos 5 cm, un formato muy adecuado para ser llaveros. Este del que os hablo estaba hecho por encargo de la bodega; medía más de 5 cm (5,2) y llevaba grabado a fuego el nombre del vino y la añada. Se trata de la botella de vino más cara que he descorchado nunca, y el vino estaba riquísimo (aquí podéis leer la entrada relativa al mismo; lo abrí con un buen puñado de familiares y fue una velada muy agradable, a la altura del vino).

Lógicamente, un aspecto importante es que el corcho haya salido de una sola pieza (y que lo hayamos guardado, claro). Tras esto, aprovechamos la incisión del sacacorchos (o, si lo hemos sacado con un sacacorchos de patillas, hacemos una incisión con un punzón o tornillo) y la rellenamos con algún pegamento de los que, una vez fraguados, pueden mecanizarse (epoxi, cianocrilato). Esperamos el tiempo necesario (24 horas suelen bastar) y atornillamos una pequeña hembrilla o similar, que luego irá sujeta a la anilla del llavero. Y ya está, así de sencillo.



El resultado es un llavero que pesa poco, que es fácil de encontrar en el bolso o bolsillo, cómodo de manejar y que proporciona un tema de conversación automáticamente. Además, dependiendo de lo que cueste la botella, ¡puede llegar a ser el llavero más caro que hayáis visto! Ese fue exactamente mi caso: un llavero de 600€ (que traía de regalo un vino magnífico). Os garantizo que romperéis el hielo rápidamente.

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