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sábado, 20 de septiembre de 2014

Rochefort 8

Saludos, colegas,

A principios de junio catábamos la Rochefort 6, la más esquiva de las cervezas de la abadía de Saint-Rémy; hoy vamos a catar la Rochefort 8, la más habitual de dicha abadía. Es, con diferencia, la de mayor producción y, a día de hoy, la única que viene en formato de 75 cl además de 33 cl (aunque vamos a catar el tercio).

Empezó siendo una cerveza que los monjes elaboraban exclusivamente en Navidad, pero tuvo un éxito tan grande que decidieron elaborarla el año entero. Efectivamente, es la cerveza más exitosa que tienen, y se puede encontrar incluso en establecimientos generalistas (por ejemplo en Alcampo). Pese a la elevada producción, sigue manteniendo una calidad excepcional, es una cerveza formidable.

Aquí tenéis la fachada de la iglesia de la abadía...


...y aquí el interior de la misma.


Es fácil pensar, cuando se ve que las cervezas de la abadía se denominan 6, 8 y 10, que serán, respectivamente, una dubbel, una tripel y una quadrupel. Pues bien, aunque la 6 es, en efecto, una doble; y la 10, a su vez, una cuádruple, resulta que la 8, la que estamos catando hoy, no es una triple. Los números derivan de la densidad relativa original del mosto previa a la fermentación; es verdad que la 6 es la menos alcohólica y la 10 la que más alcohol tiene (hasta ahí coinciden con doble, triple y cuádruple), pero el estilo de la 8 no es el de una triple canónica.

Os recuerdo que estas denominaciones, típicas de las cervezas de abadía belgas, empezaron en Westmalle, donde fabrican una doble y una triple. La cuádruple llegó después, de la mano de La Trappe. La doble es una cerveza oscura, dulzona, sin apenas amargor, con un grado alcohólico en torno al 7%. La triple es de color claro (rubia), menos dulzona aunque también sin demasiado amargor, y con un grado en torno a 9%. La cuádruple vuelve a ser oscura, con cierto dulzor, de nuevo sin amargor (en esto coinciden todas) y con un grado por encima de 10%. 
 
¿Qué pasa con Rochefort 8? Pues que es oscura y tiene un dulzor muy acusado. Eso sí, con 9,2% de alcohol. Así que organolépticamente está más cerca de una doble (o incluso de una cuádruple) que de una triple, pero etílicamente está en el territorio de la triple. Durante bastante tiempo los de Rochefort la llamaron Spéciale, lo que ya nos da una idea de que no es una cerveza corriente. En algunas páginas de Internet la etiquetan como triple por comodidad, aunque lo más normal es que pongan Belgian strong ale y se queden tan panchos (esa denominación vale para todas las de la abadía, a fin de cuentas).
 
Vamos a probarla. Esta la he catado nada menos que tres veces, con casi dos años de separación entre la primera y la última, así que nos podremos hacer una idea bastante buena de sus características.

Rochefort 8. Cerveza trapense belga. 9,2%.

Catada el 7 de enero de 2013 (1ª cata):
  • Ámbar oscuro cubierto, con burbuja muy fina. Crema color marfil, abundante, espesa y compacta.
  • Caramelo, rúcula, cáscara de limón, hoja de plátano.
  • Potente, punzante; final largo con notas de corteza de pan.
Catada el 3 de marzo de 2014 (2ª cata):
  • Ámbar parduzco cubierto. Turbia. Crema color hueso muy consistente.
  • Muy aromática: plátano, miel, masa de bollería, caramelo, hoja de higuera, chocolate.
  • Potente, dulzona, envolvente, de paso muy marcado. Final largo, con notas de corteza de pan.
Catada el 19 de septiembre de 2014 (3ª cata):
  • Color miel parduzco. Capa cubierta. Crema marfil muy abundante y consistente.
  • Intensidad aromática elevada: galleta, naranja, caramelo, plátano, miel.
  • Muy potente. Dulzona, con paso marcado umami y final muy largo sin amargor.
Resumiendo: como podéis ver bien en la foto, es una cerveza de color pardo-ambarino, muy cubierta y con una crema muy abundante y espesa. Los aromas son muy intensos: siempre aparecen los de caramelo, los de plátano y los secundarios (corteza de pan, bollería, galleta), y son frecuentes los de cítricos (cáscara de limón, naranja) y los de miel. En boca se muestra potente (con 9,2% no podía ser de otro modo), dulzona, de paso marcado y final largo, sin amargor acusado. Es riquísima, para beber sola o como cerveza de postre. Y con cuidado, porque emborracha.
 
Espero que la disfrutéis. Un abrazo.

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