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miércoles, 8 de octubre de 2014

Rodenbach Grand Cru (con una explicación teórica sobre la Roja de Flandes)

Muy buenas,

Hay un estilo de cerveza muy particular, considerado como el "más vinoso" de todos: el de las llamadas cervezas Rojas de Flandes. Flandes, como sabréis, es la porción neerlandófona de Bélgica (la porción francófona es Valonia); Flandes coincide con el norte, Valonia con el sur, y suelen andar a la gresca queriendo ya separarse ya permanecer unidos cada dos por tres. Hermanos que riñen y disputan.

Bien, volviendo a la cerveza: se llama Roja de Flandes porque -no os lo podríais haber imaginado nunca- es de color rojo y se elabora en Flandes. Hasta ahí lo obvio; ahora lo raro: es una birra que fermenta con bacterias más que con levaduras, en particular con cepas de Lactobacillus (sí, como los yogures esos que tratan de vender la moto de que ayudan a tus defensas). Esto hace que la cerveza sea sorprendentemente agria, algo que recuerda a las lambic o cervezas de fermentación espontánea, típicas de Bruselas y alrededores. Este toque, unido a la ausencia de lúpulo (y, por tanto, del clásico amargor de las cervezas habituales) les confiere un paladar de lo más peculiar. Si le sumamos que se envejecen en barricas de roble durante más de un año tendremos el resultado final: cervezas rojas, con aromas acres, sin amargor, con notas de evolución... recuerdan más a un vino clásico que a una birra tradicional.

La cervecera Rodenbach, en Roeselare (Flandes occidental), elabora habitualmente dos cervezas, una con el mismo nombre que la casa y otra que le añade el apellido "Grand Cru". ¿Cuál es la diferencia? Pues que aquella lleva un 25% de birra envejecida y un 75% de birra joven, mientras que esta sube la envejecida en barrica hasta el 66%, dando una cerveza más acídica, más vinosa, más raruna. Es justo la que vamos a probar hoy. Tenemos la suerte de que la he catado un par de veces, así podemos comparar catas.

Rodenbach Grand Cru. Cerveza roja de Flandes envejecida en barrica. 6%

Catada el 14 de marzo de 2014 (1ª cata):
  • Marrón rojizo con crema poco consistente.
  • Aroma acre: manzana, cereza, fresa, yogur natural y otros lácteos; arrope, galleta María, canela, Phoskitos, ahumado.
  • Muy ácida, algo acuosa, breve, con reminiscencias de naranja sanguina.
Catada el 5 de octubre de 2014 (2ª cata):
  • Caoba opaco cubierto, con reflejos rojizos y crema beige espesa y poco duradera.
  • Intensidad aromática elevada: sidra, yogur, cereza, chocolate, un punto de setas.
  • Muy seca, con gran acidez. Ataque punzante, paso ligero. Sin amargor alguno, pero sí una nota umami. Persistencia media-baja.
A partir de ambas catas obtenemos una cerveza de color marrón con reflejos rojizos y crema poco duradera; muy aromática, con notas de manzana (sidra), frutos rojos (en particular cereza), yogur, chocolate (esos Phoskitos), etc. En boca se muestra seca, claramente ácida, sin amargor; de paso ligero y final breve.

Al elefantito le gusta tanto que hace el pino con la trompa (¿irá trompa?)

No es una cerveza habitual, pero es deliciosa. Hay que acostumbrarse a tanta acidez pero, a fin de cuentas, a casi todos nos ha tocado acostumbrarnos a tanto amargor en las otras cervezas (ya es raro que a un niño le guste la birra). Como suele ocurrir en el mundo del bebercio, estamos ante gustos adquiridos, que requieren madurez y práctica, pero que compensan con creces. Con todo, he conocido gente a la que le he gustado desde la primera cata, sobre todo gente a la que el amargor habitual de las cervezas no le agrada. Probad y juzgad vosotros mismos, y me comentáis qué os ha parecido (para eso está la opción de comentarios).
Gracias por vuestra atención, un abrazo.

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