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jueves, 28 de mayo de 2015

Legill pinot gris Schengen Markusberg 2014

Los vinos más reputados de todo el Gran Ducado de Luxemburgo son los que vienen de Schengen, en la triple frontera entre Luxemburgo, Francia y Alemania, a orillas del río Mosela (donde se firmó el tratado que derribó las fronteras internas de la Unión Europea y que permite a los ciudadanos de la misma circular libremente por todos los países que la integran).

Este monumento, junto a la triple frontera (que está en las aguas del río), conmemora el tratado que lleva el nombre del pueblecito, Schengen.
El señor que os sirve de escala es nada menos que mi padre.


Las escarpadas laderas del valle del Mosela están repletas de viñedos tanto en Luxemburgo cuanto en Francia y Alemania, fundamentalmente plantados en espaldera. Son de variedades de vino blanco bien adaptadas a estas regiones; hoy vamos a probar un vino elaborado con una de ellas: pinot gris.


Los viñedos en espaldera en las laderas del valle del río Mosela, que se ve a la izquierda de la foto. Observad la diferencia de nivel entre una espaldera y la siguiente. Este viñedo está justo entre Luxemburgo y Francia; al otro lado del río está la frontera entre esta y Alemania.


El punto más cercano a la triple frontera en el que uno puede estar sin tener que meterse en el río es una curiosa tienda en forma de nave de piedra a la que uno llega a través de pasarelas, como si estuviera embarcando. Precisamente allí compré el vino que hoy catamos, por tan solo 9,50€. No son caros los vinos de Schengen, aunque sí muy ricos. El problema es que resulta muy difícil encontrarlos fuera de Bélgica y Luxemburgo.
La tienda de la que os hablo, con su ración de guiris tomándose fotos. La triple frontera está justo a medio camino entre ella y la esclusa que se ve a la izquierda (y que se reparten alemanes y franceses).

Legill pinot gris Schengen Markusberg grand premier cru 2014
Caves Paul Legill
AOP Moselle luxembourgeoise
12,5%
Catado el 27 de mayo de 2015.
  • Amarillo pálido con irisaciones ligeramente rosadas. Capa abierta, algo de carbónico residual visible.
  • Intensidad aromática media: membrillo, níspero, limón, algo de metal.
  • Ataque suavemente goloso y punzante. Ligero en su paso por boca. Final medio-largo con notas de membrillo y chirimoya. Muy majo.
El elefantito Koch acompaña nuestro vino, servido en una preciosa y enorme copa Villeroy & Boch, marca que tuvo su sede, ya desaparecida, también en Luxemburgo. Actualmente ya no producen cristalería, solo cerámica, y la sede está en Alemania.


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