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domingo, 12 de julio de 2015

Atelier belge

Hemos hablado de restaurantes belgas en numerosas ocasiones; hoy también lo vamos a hacer, pero con una novedad: el restaurante belga de hoy no está en Bélgica, sino en España (concretamente en Madrid).

Se trata del Atelier belge. Hasta hace apenas dos meses había dos lugares con este nombre en la capital, uno con el sobrenombre de restaurant y el otro con el de brasserie. Ambos contaban con la distinción Bib Gourmand por parte de la guía Michelin, pero actualmente sobrevive solo el primero (que sigue contando con dicha calificación).

Dividido en dos pisos, en la parte baja está la barra (que cuenta con unas dos docenas de cervezas belgas servidas en sus copas originales, algo muy belga) y, en la superior, la sala, con buena iluminación natural. Muchas referencias a distintos iconos del país, haciendo especial hincapié en el mundo de Tintín.

La sala, en el piso superior. Podéis apreciar que es muy luminosa.


El primer aperitivo, no especialmente belga que digamos: hummus con comino y pimentón, grissini, chips. Preparaos, que hay multitud de aperitivos antes de empezar.


Pincho de queso gouda con comino: tampoco es belga; Gouda (una población preciosa que debería visitar todo el mundo) está en los Países Bajos. Eso sí, nos vamos acercando.


Una invención de la casa: limonada fría con un chorro de Cointreau. Lo llaman "Ce-ce-coin-coin". Muy refrescante, en verano se agradece.


El último de los aperitivos sí es muy belga: emulsión de espárragos y quisquillas.


Tomates rellenos de scampi con mahonesa, huevo y perejil. Scampi es como llaman los belgas a las quisquillas, a las que adoran. Están peladas a mano. Los tomates también se pelan a mano y se escaldan a 190ºC.


Carpaccio de roast beef con hummus de atún, aceite ahumado con frutos secos, anchoas y alcaparrón: todo un hallazgo. Costra a fuego agresivo, cocción por sonda, ahumado suave. Mi consejo es que lo enrolléis cuidadosamente sobre sí mismo, como si de un burrito se tratase, y lo cortéis en cuatro.


Especialidad belga con fama mundial, en ocasiones considerada el plato nacional: Moules-frites (mejillones acompañados de patatas fritas). En el restaurante se preparan los mejillones hasta de cinco formas diferentes (tres de ellas variaciones de la preparación a la marinera, esto es, con mantequilla, cebolla y apio): a la marinera con vino blanco, a la marinera con vino blanco y nata, a la marinera con cerveza belga, al curry rojo y a la normanda.


Como muestra, un botón: mejillones à la normande (con sidra, apio, cebolla y nata).


Surtido de quesos belgas con compotas caseras: de derecha a izquierda (como si escribiésemos en árabe) son Cabricharme (queso de cabra muy suave), Vieux Bruges (de vaca, con un año de afinamiento), Plateau des Fagnes (de Lieja, lavado con cerveza) y Herve (del que ya hemos hablado alguna vez).


Si preferís postres a base de frutas, aquí tenéis toda una virguería: frambuesa, mango, plátano y helado de fresa, con té verde, chocolate con leche y oporto. Bajo las frambuesas hay una mousse inflada por inyección de aire hasta adquirir consistencia de esponjita.


Café y mignardises: crème brûlée, macaron, trufa de chocolate y onza de chocolate blanco. El café es francamente rico, afortunadamente. Ya sabéis que muchas veces este aspecto lo descuidan los restaurantes.





Atelier belge
Jefe de cocina: Etienne Bastaits
Bretón de los Herreros 39, 28003, Madrid
+34 915 458 448
http://www.atelierbelge.es/
Menú del día: 13,75 €
Menú degustación: 36,80 € / 46,50 € (con maridaje de cervezas) / 51,60 € (con maridaje de vinos)
 

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