Se trata de un multiespacio, concepto que se ha ido poniendo progresivamente de moda a lo largo de la última década: lo mismo se puede tapear en la terraza que comer o cenar sentado en el salón de la parte superior o tomarse una copa en el club privado del sótano.
He aquí el comedor principal, que evoca una jaima con su decoración. Al fondo está el salón privado. Y sentado está Juan, chef ejecutivo.
La terraza, acondicionada en un patio interior, para los que quieran fumar.
Un rinconcito del club privado (Anónimo Club), que requiere teclear un código para poder acceder.
Muy bien, ahora que habéis visto los distintos ambientes del local, vamos a comer. Hay un énfasis especial en la materia prima vegetal, muchas veces olvidada o relegada a un segundo plano; pero no penséis que es un restaurante vegetariano, también hay platos de pescado y de carne. De pescado vamos a tomar en esta entrada, los de carne los tendréis que descubrir por vosotros mismos si gustáis.
Ensalada de cereales con mozarella: cebada y sémola de trigo, cocinados como si de un arroz se tratase, y acompañados de cancha (maíz grueso ligeramente frito) y granada (para dar un toque de color y frescor). Con una vinagreta clásica, resulta un comienzo digestivo y agradable.
Terrina de verduras asadas: romanesco (híbrido de brécol y coliflor), tirabeque (variedad de guisante que se come en la vaina verde), puerro, calabaza y remolacha; todo marinado con hierba luisa (Aloysia citrodora). Anda que no aprendemos botánica aquí.
El velo gelatinoso que lo cubre todo está hecho a partir del propio caldo, caldo que cambia de color conforme vamos comiéndonos el plato por efecto de la remolacha (pasa de un anaranjado como el de la foto a magenta).
Tartar de pez mantequilla y camarón frito: el pez mantequilla (Psenopsis anomala, no os confundáis con el fletán, que también recibe ese nombre) es uno de los favoritos entre los comedores de sushi. Aquí viene acompañado de camaroncito, piel de naranja, mostaza y sumac (Rhus coriaria, una especia agripicante de color rojizo muy usada en los países árabes). Todo ello servido en vajilla de fantasía.
Botillo de pescado: el jefe de cocina es de Coria (Cáceres) y el chef ejecutivo tiene raíces gaditanas; de semejante mezcla surge este plato: un botillo, pero no de carne sino de pescado. Dentro de la tripa (de cerdo) se embuten trozos de merluza, pargo, salmonete y bacalao, con bien de pimentón. Un homenaje originalísimo a un producto con indicación geográfica protegida como es el botillo del Bierzo.
Y de postre, un "café bombón" (servido en vaso, ojo, no en taza): gelatina de café (abajo a la derecha), dulce de leche (abajo a la izquierda) y espuma de leche merengada (encima). Tiene más calorías que todos los otros platos, el pan y el vino juntos, pero está la mar de rico. Tomarlo queda a vuestra discreción, en función de cuánto queráis cuidar la línea.
Y hablando de café, ya sabéis que me parece un punto fundamental en los restaurantes, muchas veces descuidado. Aquí es 100% arábica de tueste natural (suministrado por Toscaf) y lo muelen al momento. Buen final.
Un lugar interesante, para descubrir con tiempo (por aquello de sus diferentes espacios). Está recién inaugurado (no hace ni dos semanas), así que podéis llegar los primeros. La cocina tiene creaciones propias que merece la pena probar: algunas ya os las he comentado. La carta de vinos es comedida, con referencias bien conocidas y un rango de precios amplio, que abarca desde vinos ciertamente asequibles hasta cotas relativamente altas (Finca Dofí o Flor de Pingus).
Si vais, contadme qué os ha parecido.
Si vais, contadme qué os ha parecido.
Random
Jefe de cocina: Dani Rodríguez / Chef ejecutivo: Juan Rioja
Caracas 21, 28010, Madrid
+34 914 109 250
http://www.randommadrid.com/
Precio medio: 50 €
Lamento deciros que Random ha cerrado sus puertas este mes de agosto de 2017, tras una andadura demasiado corta. Parece que no terminó de encontrar su hueco y su clientela, una pena.
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