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miércoles, 2 de diciembre de 2015

Tap 6. Unser Aventinus 2012

Hace un montón catamos la Tap 6 de Schneider Weisse, que me pareció muy rica pero ciertamente monótoma en su gama aromática (que no me oigan los de RateBeer, que la consideran perfecta en toda su extensión).

Pues bien, hoy volvemos a catar la misma cerveza, pero esta vez con la especificación en la etiqueta de la añada en que se elaboró, y habiendo aguardado tres años hasta abrirla. En vez de joven, envejecida. Así podremos ver cómo evoluciona, comparando con aquella cata de antaño.

Schneider Weisse Tap 6 Unser Aventinus (Brewed in 2012). Weizendoppelbock bávara. 8,2%
Catada el 24 de noviembre de 2015.
  • Color cereza de capa cubierta, con crema beige abundante y duradera.
  • Intensidad aromática elevada: un punto muy evidente de grosella negra (llamada cassis en francés), con acompañamiento de otras frutas negras: mora, arándano, picota. Todo ello envuelto en notas ahumadas y licorosas.
  • Riquísima desde el primer sorbo: envolvente y densa, potente, con buena acidez. Amargor contenido y final muy largo. Qué grande.
 Si ampliáis la foto veréis, en la parte inferior derecha de la etiqueta, la especificación de añada.
Al haber usado flash la cerveza se ve más oscura de lo que es en realidad.

La conclusión (obvia) a la que llego es que se trata de una cerveza que necesita paciencia para desarrollarse por completo. Si la bebemos inmediatamente tenemos una cerveza de trigo potente y oscura que, como decía hace año y medio, "pese a su monotonía, es rica". 

Sin embargo, si tenemos paciencia (o nos compramos una edición en la que la paciencia ya viene incorporada de fábrica, como la de hoy), nos encontramos ante una verdadera maravilla, en la que desaparece el olor monótono del plátano, dando lugar a aromas deliciosos, que recuerdan más a un vino tinto que a una cerveza, y con un gusto y una textura formidables.

Por cierto, la cerveza viene envuelta en un papel protector que detalla una serie de hitos acaecidos en 2012 (el año en que se elaboró), y con una etiqueta donde nos dicen lo que acabamos de averiguar por nosotros mismos: que tiene un maravilloso potencial de envejecimiento.

Antes de ser desenvuelta. La bebí en Peter Rabbit and Friends, donde me costó seis pavetes (que incluían una tapa estupenda de albóndigas con tomate y patatas, tapa que se vislumbra en la primera foto).


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