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domingo, 15 de mayo de 2016

Rochefort 10 (tras 10 años en cava)

Hace casi un año catamos la maravillosa Orval tras un década de envecimiento, que habíamos conseguido en la alucinante cervecería Kulminator de Amberes. Pues bien, hoy os traigo la cata, llevada a cabo en la mismísima cervecería, de la asimismo maravillosa Rochefort 10, envejecida también una década (aquí tenéis la cata de la misma birra sin envejecimiento, con la información general de la cerveza y el monasterio en que se elabora).

La sala principal de Kulminator, bien abigarrada.


Venga, vamos a catarla, que os veo salivando:

Rochefort 10. Cerveza trapense belga estilo quadrupel (con 10 años de envejecimiento). 11,3%
Catada el 6 de mayo de 2016 en Kulminator, Amberes.
  • Color hígado oscuro con irisaciones rojizas. Crema beige que se va en un santiamén.
  • Intensidad aromática elevadísima: brandy, oporto tawny, higos secos, una nota ajerezada. También notas de galleta, de fresa, de tomate confitado. Complejísima. Van apareciendo aromas de dátiles, de chocolate con leche, de miel de caña...
  • Muy potente, dulzona, de paso muy marcado con matices umami y acidez aún fresca. Es una cerveza muy alcohólica, que con los años se ha vuelto emborrachadora, así que a beberla despacio y con atención. Larguísima, sin amargor. Retronasal marcada por las notas de melaza, café y setas.
Recién servida en su propia copa y ya se ha quedado sin crema. En la pegatinita del cuello de la botella se lee "2006" si ampliáis. Lo que veis encima y detrás de la copa es la cava de envejecimiento de Kulminator, de donde proviene esta misma botella.


Ahora vamos a comparar la cata de la birra cuando aún es joven y cuando han pasado diez añazos. En ambos casos es una cerveza muy oscura, con crema asimismo oscura; parece que con los años se ha oscurecido todavía más, pasando del marrón al hígado, y la crema del hueso al beige.

Siempre se muestra muy compleja desde el punto de vista aromático, manteniendo los aromas golosos (frutas deshidratadas, melaza) y torrefactos (chocolate, café) a lo largo de los años. Con el tiempo los aromas secundarios han desaparecido por completo, apareciendo otros de evolución (oporto, ajerezado, brandy).

Finalmente, en boca siempre desarrolla una gran potencia matizada por la acidez fresca, con paso marcado y final larguísimo sin amargor. Una maravilla de cerveza que, no obstante, ya empieza claramente a mostrar signos de declive (los hongos de la vía retronasal, los aromas de vinos generosos y de brandy). Concluyendo: envejecedla hasta diez años pero (en mi opinión) no más. Y disfrutadla en cualquier momento de esa década, porque es una pasada.


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