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viernes, 3 de junio de 2016

Mikkeller 黑

Hace exactamente un año catamos aquí otra cerveza de la empresa danesa Mikkeller, concretamente su riquísima Smaragd, elaborada en exclusiva para la fabulosa cervecería belga Kulminator, en Amberes. Os emplazo a darle al enlace y releer aquella entrada pero, para resumir, os diré que Kulminator suele considerarse la mejor cervecería del mundo y que la Smaragd solo se toma allí, y solo de barril; la sirven en unos catavinos con el logo de Mikkeller.

Pues bien, este año he vuelto por allí, y he tenido la oportunidad de probar otra cerveza de esta fábrica danesa, también servida de barril en los mismos catavinos. En este caso no es una cerveza exclusiva, sino que se puede encontrar en otros locales e, incluso, embotellada. Es una imperial stout que responde al nombre de .

"¿Y qué demonios es eso de 黑?" os escucho decir a la mayoría de mis tres o cuatro lectores habituales (más uno despistado que ha aparecido por aquí). Pues os cuento, es un kanji, esto es, un ideograma japonés (adaptado de sus equivalentes chinos) que representa un morfema. En este caso quiere decir "negro" en ambos idiomas, y por eso a esta cerveza muchas veces se la llama en occidente "Mikkeller Black".

Así pues, nos estamos tomando una cerveza negra de barril en la mejor cervecería del mundo. Aquí lo podéis comprobar, haciendo la cata dentro de ese templo abigarrado que es Kulminator. Y la 黑 está a mi vera, en su catavinos, con su crema siena y su cuerpo nigérrimo, como no podía ser menos.


Pues bien, vamos a investigar cómo es, organolépticamente hablando, nuestra amiga 黑. Ya os voy advirtiendo de que prestéis atención al grado etílico, para empezar.

Mikkeller 黑. Imperial stout danesa. 17,5%
Catada en Kulminator el 7 de mayo de 2016.
  • Nigérrima, de capa muy cubierta, con crema siena, oscura y duradera.
  • Intensidad aromática muy alta: café, regaliz, achicoria, caramelo quemado, salsa Perrins.
  • Ataque dulzón y muy potente. Paso graso, con carbónico equilibrado. Final muy largo y terriblemente amargo, tanto como la hiel, que arruina todo el conjunto y deja un pésimo sabor de boca, como la medicina más chunga que se os ocurra.
Recien servida en su propio catavinos; al ser tan negra no se ve el logo, que es del mismo color, aunque se intuyen, conociéndolos, los dos cuadraditos en los que se enmarca.


Vamos a recapitular un poco: es una cerveza interesantísima hasta que uno la traga, momento en el que se estropea por completo. Da igual lo despacio que se beba o lo diminutos que sean los buchitos. ¿Qué ha pasado aquí?

En Mikkeller saben hacer las cosas, pero parece que se les ha ido la olla tres o cuatro pueblos con tanto amargor. Y sabéis que no le hago ascos a una buena birra amarga a tope si está bien equilibrada. ¿Podría ser que estuviésemos ante una cerveza de guarda? Hemos tomado alguna cerveza que, de joven, era un desastre; pero que, envejecida en botella, ganaba muchísimo. ¿Podría ser el caso?

Pues la verdad es que no, y os voy a dar dos razones. La primera es que la estaba bebiendo de barril, así que no está pensada, al menos en este caso, para envejecer en botella. Pero existe una versión embotellada, es cierto, así que llegamos a la segunda razón: investigando en foros profesionales me he encontrado con gente que la había llegado a envejecer cuatro años... y seguía siendo un desastre, incluso peor (notas de acetato y acetona, de aceite de fusel, de ésteres...).

Conclusión: se ha salido de madre. Una pena, le tenía muchas ganas.


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