Una instantánea de la basílica de San Francisco en la ciudad de Salta, capital de la provincia homónima. La original, en papel, la tomó mi madre hace casi 20 años.
En esta provincia se encuentran los Valles Calchaquíes, un hermoso sistema de montañas y valles en que se asentó la cultura precolombina denominada calchaquí. Es una vega muy fértil, en la cual el cultivo de la vid se da particularmente bien.
Dentro de estos valles está la localidad de Cafayate, donde se ubican, a más de 2000 m de altitud, los viñedos que producen el vino que hoy catamos. Pese a que la zona es más famosa por sus vinos blancos (sobre todo de uva torrontés) también producen tintos de calidad: el que hoy probamos está elaborado con un 85% de malbec (la uva argentina por antonomasia) y un 15% de cabernet sauvignon, y tiene un año de crianza en barrica de roble francés.
La añada es 2001, esto es, tiene ya 15 años a sus espaldas. Además hubo que decantarlo con cuidado porque el corcho estaba hecho migas. Todo parecía augurar un desastre enológico, pero resultó que el vino había aguantado estupendamente. Evolucionado, claro, pero bien rico. Vamos a catarlo.
San Pedro de Yacochuya malbec 2001
San Pedro de Yacochuya SA
Valles Calchaquíes (Cafayate, Salta)
15,7%
Catado el 13 de junio de 2016.
- Picota cubierto y turbio con ribete teja.
- Aromas iniciales de evolución: ajerezado, fruta roja en licor. A continuación aparecen otros de arándano, tomate, chocolate y minerales (témpera, crayón).
- Sedoso, potente, con marcada acidez (pero no desagradable) y escasos taninos. Persistencia media.
En principio, la propia bodega aconseja no guardarlo más de tres años, pero aquí lo tenéis, habiendo superado esa marca en más de una década y tan rico.
Buenos vinos y preciosa tierra
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