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domingo, 31 de julio de 2016

Ramses Laterraza [sic]

No me tiréis los trastos a la cabeza por escribir sin tilde el nombre faraónico por antonomasia o por no separar el artículo y el sustantivo: es así como lo escriben en este restaurante porque son así de modernos, divinos y estupendos. Qué le vamos a hacer.

Hecha esta aclaración, vamos a situarnos: pocos lugares hay tan emblemáticos en Madrid como la Puerta de Alcalá, obra del arquitecto Sabatini y erigida en 1778 por encargo del rey Carlos III. Más de dos siglos después ha quedado enclavada en el centro de la plaza de la Independencia, junto al parque del Retiro, sin gente que atraviese sus arcos y rodeada de vehículos de día y de noche.

El monumento neoclásico visto desde el este.
La foto, como todas las de la entrada, es mía: en este caso hecha hace casi tres lustros con cámara analógica y ahora digitalizada.


Pues bien, en el número 4 de la plaza de la Independencia, bajo la mirada de la Puerta de Alcalá, está el restaurante Ramses.Life, que hace casi una década era el sitio de moda en la capital, al que acudían todos los famosetes a dejarse ver. Hoy otros han tomado el relevo, así de veleidosa es la moda. Que no sea el punto caliente capitalino tiene un aspecto muy positivo: los precios se han moderado y la posibilidad de acudir sin reserva ya no es una ilusión.

Ramses.Life es un multiespacio de diseño vanguardista (obra de Philippe Starck, que también firmó en Madrid el diseño del desaparecido Teatriz) que aloja varios restaurantes: uno de mucho caché llamado Suria, otro japonés llamado Natsuki, y uno más informal alojado en la terraza que se llama... Laterraza. Es el más económico, el menos sofisticado y el que mejores vistas de la plaza tiene (cosa lógica). Y es del que hoy nos vamos a ocupar.

Starck siempre presta mucha atención a los cuartos de baño, y el de Ramses no es una excepción.


Esta terraza está climatizada para que uno pueda estar a gusto tanto en invierno cuanto en verano; se anima con sesiones de DJs en vivo y permite el acceso con perros. Los fines de semana ofrece un interesante brunch, a precios razonables, con platos canónicos y otros más innovadores. He estado por allí en varias ocasiones, por lo que vamos a ver algunos platos que ya no están en la carta y otros que sí; algunos dentro del brunch y otros fuera de él. Veámoslos:

Ostras Daniel Sorlut: Sorlut es un criador de ostras francés que ha adquirido bastante notoriedad en la capital, primero como proveedor de lugares tan reputados como Sacha o el Ritz y después con la apertura de un puesto propio en el mercado de San Miguel.
En Ramses sus ostras se pueden degustar al natural (como veis en la foto) o en distintas elaboraciones: miso, yuzu o sangrita. Pese a que es típico, considero un error el limón en las ostras (altera su sabor delicado), y un buen restaurante no debería siquiera ponerlo como decoración.


Ensalada de ceviche con langostino: acompañada de fruta de la pasión y brote de cilantro. Aliño muy frutal, entre tropical y cítrico, francamente bien conseguido. Encima, con el calor apetece más. Por cierto, viene bastante langostino, algo que se agradece.


Ensaladilla rusa: ya sabéis que allá donde voy pruebo la ensaladilla. Esta, con alcaparrones, atún y espuma de oliva verde, no está mal. No es la mejor que he probado, pero reconozco que me he vuelto un tanto exquisito en lo que a este plato se refiere.


Mozzarella di bufala rellena de cangrejo al pesto: muy original, con una salsa de pesto natural muy conseguida. Supongo que todos sabéis que la leche empleada en la elaboración de este queso es de las hembras de la variedad italiana de carabao (o búfalo acuático, Bubalus bubalis).


Y aquí, un clásico como pocos en el brunch: huevos Benedict. Un mollete abierto en dos, y sobre cada mitad un huevo escalfado y salsa holandesa. La receta canónica corona el conjunto con bacon, pero aquí se ha sustituido (muy acertadamente) por jamón ibérico recién cortado (en la terraza, a la vista de la gente, además del DJ residente hay un cortador de jamón).


Vitello tonnato: un plato típico del Piamonte (y que ha arraigado mucho en Argentina, donde se conoce como vitel toné) consistente en fiambre de ternera bañado en una salsa hecha a base de yema de huevo, atún y alcaparras (a veces también anchoas).


Costillas de cerdo: con sésamo y guarnición de puré de patatas. En un plato así de sencillo da el do de pecho la materia prima, por supuesto.


Hamburguesa de buey con Idiazabal ahumado: seguro que podéis apreciar lo altísima que es la hamburguesa (me refiero a la carne sola, no al sandwich). El detalle de acompañarla con queso Idiazábal es genial. Además, tomate raf y mostaza cítrica, y guarnición de patatas fritas con su piel y aros de cebolla.


Steak tartar Carlos III: lo del rey supongo que se debe a la cercana Puerta de Alcalá que, como hemos visto al principio de la entrada, fue erigida por mandato suyo. Acompañado por tostaditas y patatas paja, según los cánones.


De postre nos vamos a tomar un zumo de piña natural. La selección de zumos, todos ellos naturales, es bastante amplia: además de este de piña hay de naranja, de mango, de fresa, de papaya, de mandarina y limonada. Eso sí, se suben un tanto: cada uno cuesta seis pavazos.




Ramses Laterraza
Jefe de cocina: Aurelio Morales
Plaza de la Independencia 4, 28001, Madrid
+34 914 351 666
http://www.ramseslife.com/
Precio medio: 40 €

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