Hasta la fecha solo hemos catado una oude kriek, la muy recomendable Liefmans cuvée brut que tuve oportunidad de beber en Dinant frente al río Mosa hace casi tres años.
No son cervezas fáciles de encontrar: os recuerdo que es un estilo incluido en las lambic, restringidas al Pajotenland y parte de Bruselas; cervezas de fermentación espontánea que, en este caso, envejecen parcialmente en barrica de roble y tienen adición de cerezas (en la de hoy, 400 gramos por litro).
Estas cervezas recuerdan más a vinos que a otras birras, incluso vienen, como la de hoy, tapadas con corcho y morrión. No son amargas, sino muy acídicas, y pueden envejecer de maravilla tanto antes de embotellarse (en barricas y fudres) cuanto después (en la propia botella). Buena muestra de ello es que a veces tienen añada (como en el caso que nos ocupa); así sabemos que nuestra amiga ha pasado más de tres años en su botellita esperando esta cata.
La casa elaboradora Boon es una de las más reputadas dentro del Pajotenland, y se ubica en el pueblecito de Lembeek, que da nombre a este tipo de cervezas de fermentación espontánea.
Boon oude kriek à l'ancienne 2013. Lambic belga tipo oude kriek. 6,5%.
Catada el 28 de enero de 2017.
- Color berenjena-granate con crema rosada, densa pero efímera. Turbia y con presencia de posos. Muy densa al verter.
- Intensidad aromática elevada: tabaco, levadura, azúcar quemado, miel, fruta roja (guindas, fresas). Todos los aromas muy equilibrados, sin ninguno que claramente destaque sobre los demás.
- Ataque muy seco, no os dejéis engañar: aunque los aromas sean tan golosos, en boca no hay dulzor alguno. Paso con gran acidez y sin notas umami ni metálicas. Final larguísimo sin amargor. Riquísima.
Botella de 3/8 en La Tape, Madrid.
Besos y abrazos. Nos vemos mañana.
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