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sábado, 13 de mayo de 2017

Achel blond

Saludos, terrícolas,

Muy al principio de nuestra andadura, cuando no llevábamos ni mes y medio, os traje una entrada bastante grande, con mucha información, que de haberse hecho en cualquier otro momento futuro no hubiera sido una sino dos, y bien nutridas: el título era Achel, a secas, y contenía nada menos que siete fotos, la historia de la abadía y la cata de dos cervezas, las dos tan exclusivas que solo pueden catarse en el monasterio y de barril.

Por supuesto, esa mega-entrada debería haber sido dividida en dos, una para cada cerveza, y las fotos haberse repartido en futuras entradas de cervezas elaboradas por los mismos monjes, como la que hoy nos ocupa. La cuestión es que lo hecho, hecho está; no lo vamos a cambiar ahora. Eso sí, os emplazo a releer aquella entrada, que tiene mucha información, es muy simpática y salgo en un par de fotos la mar de guapete.

Afortunadamente he estado un par de veces por Achel y sigo teniendo fotos inéditas. Aquí tenéis a vuestro sumiller de cabecera dentro del monasterio. 
La foto tiene buena resolución: ampliando podéis leer la información del cartel, con los datos de la abadía.


En esta abadía trapense elaboran seis birras diferentes (algunas, como hemos dicho, solo se pueden beber allí). Hay tres categorías, cada una con una rubia y una tostada. Para empezar, las más ligeras: son las patersbieren, con un grado del 5%, que se catan allí únicamente y solo de grifo, como os decía. Estas son las que beben los propios monjes, y las que primero catamos (conjuntamente). Después tienen las que comercializan primordialmente: 8% de contenido alcohólico, en formato por lo general de tercio. Hoy vamos a catar la rubia. Finalmente, tienen dos obras maestras, las llamadas "Extra", con nada menos que 9,5% de alcohol. La rubia es triple y la tostada, cuádruple; esta última hemos tenido la suerte de catarla por aquí. La verdad es que nos gustan las cuádruples, y esta era una pasada. Por cierto, las dos extras solo se embotellan en formato de tres cuartos.
Un último detalle: las dos más comunes a veces se denominan "Achel 8%" (blond y bruin, en cada caso). No obstante, al no haber posibilidad de confusión con las patersbieren ni con las más potentes, que se denominan respectivamente "5%" y "extra", prefiero conservar el nombre que aparece en la etiqueta, que es el del monasterio a secas (seguido del color de la birra).

Así pues, tras tanto tiempo, ya iba siendo hora de volver a catar Achel, ¿verdad? Venga, al turrón:

Achel blond. Cerveza trapense belga. 8%
Catada el 9 de junio de 2014.
  • Dorado casi naranja, turbia y con crema blanquecina, densa, espumosa y duradera.
  • Intensidad aromática media (conviene no servirla muy fría o el aroma desaparecerá): naranja de Valencia, flor de pitosporo, genista, plátano maduro, clavo, caramelo líquido.
  • Punzante, amplia, con paso bien marcado. Fresca y bastante amarga, con un toque azucarado al tragar. Por vía retronasal llegan notas cítricas y de hierbabuena. Persistencia media-alta.
La chapa es de lo más soso: simplemente blanca. En el caso de la bruin es dorada y punto. Esto es lo que hizo que se quedaran fuera del salvamanteles de chapas trapenses, como recordaréis.


Las cervezas trapenses son, en mi opinión, la cota cervecera más alta que existe: por su unión de calidad, constancia, buen hacer, ausencia de intereses espurios y, también, por precio: esta joyita sale por 2,5€ tan solo.

Un abrazo a todos, hasta mañana.


Actualización a 12 de agosto de 2017: En nuestro periplo anual por el Benelux, mi padre y yo hemos vuelto este mes a la abadía de Achel, y he vuelto a catar, entre otras joyas, esta cerveza por allí. Así pues, os dejo aquí la segunda cata (la he bebido muchas veces, pero catado no tantas) y una foto muy apropiada tomada en la cafetería del propio monasterio.


Achel blond. Cerveza trapense belga. 8%
Catada el 5 de agosto de 2017 (2ª cata).
  • Dorado turbio con tonos verdosos. Crema beige muy persistente.
  • Aromas de limón, cilantro, hierba. Está un tanto fría, por lo que los aromas no son tan intensos.
  • Buen carbónico. Suave, fresca, cuerpo medio. Buen umami en el paso. Final de persistencia media con ligero amargor. Muy rica.
La cerveza servida en la abadía de la que no ha llegado a salir, sobre su posavasos y en su copa. Todo muy, pero que muy apropiado.


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