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miércoles, 7 de junio de 2017

V&A Refreshment Rooms

Muy buenos días a todos,

El museo Victoria and Albert (V&A para los amigos) es una verdadera maravilla, uno de los más alucinantes que he tenido la suerte de visitar (y en repetidas ocasiones). Es el mayor museo de artes decorativas de todo el mundo; fundado en 1852 (pese a que su nombre actual data de 1899), tiene millones y millones de piezas (aunque expuestas "solo" unas 60 000) y el propio edificio, gigantesco, ya merecería la visita incluso vacío (además está junto a los museos de historia natural y de ciencia, miel sobre hojuelas).

Fotografiar el V&A es una tarea imposible (salvo desde un globo aerostático e, incluso así, sería complicado). Aquí veis el acceso principal desde Brompton rd. De verdad, id en cuanto podáis.

Vuestro sumiller de cabecera en atractiva pose junto a una de las piezas emblemáticas del museo: el Tigre de Tipu.


El caso es que una de las, a mi juicio, atracciones que justifican plenamente la visita al museo no es una pieza, sino la cafetería. Toma ya. ¿Por qué? Pues os cuento:
Cuando se construyó a mediados del s. XIX ya se pensó en incluir un restaurante, algo sin precedentes: de hecho, el V&A fue el primer museo del mundo en albergar uno (hoy es una práctica corriente, pero tuvo que haber una primera vez, y fue esta). A la hora de diseñarlo no dieron lugar a la mediocridad, sino que encargaron a tres diseñadores fabulosos la tarea de dar forma a cada una de sendas salas que iban a conformar lo que se conoce como las Refreshment Rooms (salas de refresco).

Cada una de ellas lleva el nombre del diseñador que se encargó de su obra: Morris, Gamble y Poynter. La central, de mayor tamaño, es la de Gamble; a su izquierda desde la entrada está la de Morris y a su derecha la de Poynter.

Morris Room

Pese a que la sala central y de mayor tamaño es la sala Gamble, la sala Morris está considerada la de mayor valor artístico. No es la más espectacular y sí, con diferencia, la menos concurrida, pero eso no le resta un ápice a su importancia. William Morris, que terminaría siendo el diseñador y teórico del arte más importante del país, acababa de abrir su compañía cuando recibió el encargo por parte del museo.

Pese a que el V&A es de corte neoclásico, Morris empleó motivos prerrafaelitas y esteticistas en esta sala, colaborando con el arquitecto Webb y el artista Burne-Jones: el primero se encargó del estucado y el segundo de los paneles y las vidrieras.

Como os decía, suele estar muy vacía (lo cual le añade encanto, a mi juicio). El verde predomina, con detalles tridimensionales por toda su superficie. A través de la puerta se adivina parte de la siguiente estancia...


Gamble Room

La central y de mayor tamaño, tanto que ella sola es mayor que las otras dos juntas, es también la más accesible, la más luminosa y la que más llena suele estar. Diseñada por James Gamble en estilo neoclásico, aquí predominan blancos y dorados, y no podéis dejar de echarle un buen vistazo a la chimenea.

Monumental. Actualmente es solo ornamental gracias a las calefacciones centralizadas, pero en tiempos era perfectamente funcional.


Podéis tener suerte y encontraros con un pianista tocando el piano de cola que hay en medio, piano que se escucha perfectamente desde las otras dos salas, no os quepa la menor duda. Es más, en esta suele haber mayor ruido ambiente al estar más llena, y por alguna maravillosa razón la música del instrumento penetra en las salas contiguas mientras que el ruido de voces se queda fuera.

Piano de cola, luz natural tamizada por las vidrieras, techos altos, lámparas de fantasía... Otro encanto.


Poynter Room

La última de las salas desde el punto de vista cronológico es, no obstante, igual de fascinante que las otras dos. Los colores predominantes son el blanco y el azul, gracias a los azulejos, pintados a mano siguiendo el estilo holandés. En lugar de chimenea aquí hay una preciosa estufa, decorada con motivos japoneses.

Esta sala, cuyas vidrieras son dignas de admiración, suele estar también muy vacía, por lo que resulta recomendable para descansar tras horas de paseo por el museo o para mantener una conversación tranquila.

Edward Poynter la diseñó como sala para preparar parrillas, aunque hace tiempo que no se cocina comida dentro (pero sí se da cuenta de ella). Atención a las sillas Ant de Arne Jacobsen, exactamente un siglo posteriores a la fundación del museo. Hay diseño en cada rincón.


Pues la cuestión es que este museo justifica por sí mismo la visita a la ciudad, tanto si queréis admirar sus colecciones, o su arquitectura, o sus exposiciones temporales... o queréis tomar un café. Dado que lo tomaréis en una de estas salas, el escenario ya vale la pena con creces; pero es que, además, preparan cafés y tés muy ricos.

Café de barista y una selección de tés e infusiones más que digna (hasta ocho referencias); los acompañamientos dulces y salados son variados y ricos, y el precio no es disparatado (para el muy caro Londres, sobre todo si tenéis en cuenta que la entrada al museo es gratuita para todo el mundo, así que no hay que incluirla).
La máquina que emplean: La Marzocco Classic. Café molido al momento y buenas tazas. Empezamos con buen pie.
Vamos a ver algunas opciones para disfrutar de estas geniales Refreshment Rooms:

Espresso doble y scone infusionado con té Earl Grey: sobre bandeja del museo (bandeja de diseño, claro). Scone es un bollito típico británico, bastante sólido y soso, que se suele mojar antes de comer y que acompaña el café o el té en todos los países anglosajones. Dado el infusionado de este, qué mejor que maridarlo con...


Té Earl Grey: preparado con hojas enteras, por supuesto, y al momento.


Por si todo lo dicho no fuese suficiente aliciente, también hay posibilidad de tomarse el té o el café o el refresco de turno en la maravillosa terraza del patio central, siempre y cuando el tiempo londinense lo permita. Yo os recomiendo ir a una de las tres salas arriba mencionadas, pero si vivís en la ciudad o la visitáis a menudo la opción del aire libre, rodeados por la preciosa arquitectura del V&A y viendo a los niños descalzos en la fuente central, es asimismo muy buena.

Resulta que en Londres también hay días soleados de primavera como el de esta foto que tomó vuestro humilde servidor hace exactamente una semana. Qué gusto.


Admito sin ambages que esta entrada tiene un sesgo subjetivo muy marcado: me encanta Londres, me encanta el V&A (tanto las colecciones cuanto el edificio), me encantan las tres Refreshment Rooms y me encanta disfrutar de un buen café o un buen té. Vamos, que os animo encarecidamente a que disfrutéis de todo ello: no os arrepentiréis.



Refreshment Rooms
Victoria and Albert Museum, Cromwell Rd, SW7 2RL, Londres
+44 (0)20 7942 2000
https://www.vam.ac.uk/info/va-cafe/
Espresso: £1,95 / Latte: £2,85 / Tés e infusiones: £2,65



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