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jueves, 21 de septiembre de 2017

Ambigú

Nos dice el Diccionario Panhispánico de Dudas que "ambigú es el lugar de un local de espectáculos donde se sirven bebidas y cosas de comer"; para entendernos: el pequeño bar o café de tantos teatros y algunos cines, que tanto encanto tiene pese a ser, por lo general, poquita cosa.

En Alcalá de Henares, ciudad Patrimonio de la Humanidad que no me canso de visitar ni de recomendaros, está el Teatro Salón Cervantes (ojo, no me refiero al corral de comedias), donde se representan obras de teatro y se dan conciertos.

El Cervantes, edificio modernista inaugurado en 1888, ha servido, además de como teatro, como cine, sala de baile y conciertos, bingo y hasta hospital de campaña.


Si miráis bien la foto de arriba, observaréis que junto al teatro hay un edificio de dos plantas más azotea; pues bien, en su planta baja se ubica un restaurante que, por ser aledaño al teatro, ha sido bautizado, muy apropiadamente, como Ambigú.

Aquí lo tenéis más cerca: fachada y terraza en la calle Cervantes.


Este restaurante es fiel a la idea de un ambigú, con servicio cercano, carta reducida y ambiente relajado; los horarios son amplios, los precios bajos y si lo avisáis os dejarán entrar con perro, como a un servidor. Todos ellos factores que habrán influido en la concesión de la distinción Bib Gourmand por parte de la guía Michelin.

El interior: techos altos, pocas mesas y predominio del blanco y el minimalismo. Mi consejo es que reservéis, porque se llena, sobre todo en fines de semana, por lo que es difícil ver la sala...


...así de vacía.


Hay carta de vinos, no muy extensa, que mezcla etiquetas clásicas y manidas con otras más arriesgadas y desconocidas. Una de cal y otra de arena, para apelar al mayor número de personas, supongo.

¿Y qué se come aquí? Pues vamos a verlo:
 
Para empezar, unos aperitivos de la casa: a la izquierda, una ensaladilla de cangrejo en vasito; a la derecha, un pincho de tomate cherry y burrata. Los he puesto pequeñitos para dejar uno a cada lado, así soy yo.





Anchoas de Santoña 00 con pan crujiente y tomate concassé: el calibre 00 es el mayor de cuantos se comercializan en el mundo de la anchoa. Anchoas de primera categoría, carnosas y sin espinas, con sabor a pescado y no a sal. Acompañadas de láminas de pan negro, aceite de oliva virgen extra y tomate semiseco en daditos.


Croquetas de mejillones: riquísimas; si cuando vayáis las tienen en carta (el menú varía mucho y no siempre tienen los mismos platos) os recomiendo que las probéis.


Como bien sabéis, alla donde la tienen, un servidor ha de probarla: ensaladilla rusa, en este caso "ruso-japonesa": con tataki de atún, huevo de codorniz y piparras. Muy rica.

Este plato tan ilustrado es un ceviche de lubina de estero con ensalada de algas, cebolla, rábano y huevas de salmón. Refrescante y sabroso.


Una vuelta de tuerca sobre el clásico arroz tres delicias: con tortilla francesa entera, langostinos, wakame y huevas, todo salteado al wok.



Continuamos con carabineros a la brasa con rape salteado y gazpacho de melocotón. El rape está bajo los carabineros, pelados y con un marcado toque de humo de la brasa.


Lomo de bacalao confitado con guiso meloso de callos de ternera: un plato de mar y montaña la mar de original.


Atún rojo a la llama del wok glaseado con teriyaki: acompañado de salmorejo y brotes de brócoli. Si os fijáis bien, veréis que tras sellar el pescado a la llama lo han cortado en lonchitas. Listo al momento.


Llegamos a los postres (y hay unos cuantos). Empezamos por una macedonia de frutas detox con salsa de espinacas y esferas de yogur. No terminé de entender muy bien lo de "detox", supongo que quieren decir que es un postre sano (porque no sé muy bien cómo va a eliminar toxinas, ni que tuviera carbón activado entre los ingredientes). Eso sí, estaba muy rico.


Cantalupo con helado de menta y almendras: el cantalupo es una variedad de melón, dulce, chiquita, redonda y, como podéis bien apreciar, anaranjada. En este postre se enfría y sirve con helado aun más frío. Muy rico.

Almendras garrapiñadas, crema inglesa de jengibre, helado, miel: mucho más ligero de lo que el nombre indica. El jengibre, además, resulta muy refrescante, y el helado y la crema son suaves y fáciles de digerir. Las garrapiñadas, todo un clásico de la gastronomía complutense, están picadas y no son muchas, por lo que aportan textura y sabor pero no excesivas calorías.


Mango sobre cama de yogur: el yogur es casero, y el mango maduro y recién cortado. Un postre sencillo en el que prima la calidad de la materia prima.

El café, de la marca Supra, es más que digno y no desmerece el resto de la comida (aunque siempre podéis ir al cercano San Diego Coffee Corner a tomar un verdadero café de barista, gran opción).




Ambigú
Jefes de cocina: Fran Rodríguez y Alfonso Sanz
Cervantes 7, 28801, Alcalá de Henares
+34 910 138 432
http://www.ambigualcala.es/
Precio medio: 50 €











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