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jueves, 26 de octubre de 2017

Mártires 2014

Un blanco de La Rioja, raruno, sin destellos verdosos, con crianza, nombre absurdo y... que cuesta 75 pavazos. ¿Por qué no? ¡Venga!

La uva elegida es viura, que lo mismo te da morralla que maravilla, según lo vinifiques (adivinaréis que aquí vamos por el segundo derrotero, solo faltaba), y se fermenta en barrica después de cultivarse en una parcela formidable que data de 1970. Y luego van y le dan casi un año en barrica de roble francés sobre sus lías. Jarl.

A ver, que hay mucho notas por ahí que dice que la primera obligación del vino es ser tinto: dale, sigue tu camino. Luego los hay que dicen que el blanco está muy rico fresquito, barato y en una terraza durante el verano: dale, sigue tu camino. Y el que dice que para gastarse esa pasta se compra un tinto, o dos, o un whisky. Muy bien, dale, sigue tu camino. Hoy nos quedamos con el flipao (así, sin D) que se puede pulir un pequeño pastizal en un blanco raruno. Y lo va a agradecer.

Después de todo lo que os he contado entenderéis que va a ser un vino muy terciario y, si acaso, secundario, pero jamás primario (hablamos de viura con casi un año de barrica). He leído por ahí que tiene cítricos: venga, vete. Si acaso nos podremos encontrar un limón sequísimo de los que perfuman ciertos baños especialitos, pero nada más. Y eso lo digo sin empezar a catar, en plan sobrado, oh yeah.

Mártires 2014
Finca Allende
DOC Rioja
14%
Catado el 26 de octubre de 2017.
  • Amarillo dorado con irisaciones completamente doradas; ligerísimamente turbio (algún poso, pero casi nada).
  • Intensidad aromática altísima. Vas, abres la botella y toda la estancia se perfuma. Así da gusto: efectivamente, limón muy, pero muy, seco, de esos para perfumar el coche o el baño. Detrás, notas de hinojo, hierbas de tocador, heno, anís, vainilla picante, hierba recién regada y hasta oliva verde y piparra. Tremendo.
  • Potente, amplio, sorprendentemente cálido para la acidez fresca que tiene. Que sí, que parece una contradicción, pero el ataque es cálido y el paso fresco. Qué queréis que yo le haga si es así. Final muy largo con tanicidad justa, buena pungencia y untuosidad generosa. Por vía retronasal llegan notas de humo, lemon curd y, si me apuráis, hasta café. Esto está muy rico, pero hay que beberlo con mucha atención y ojito.
Por supuesto, hay que decantarlo. Y, por supuesto, debe servirse en una copa como está mandado: por ejemplo, una Villeroy & Boch para vino de Burdeos. En la imagen todos estos requisitos se cumplen. Muy profesional.

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