La uva elegida es viura, que lo mismo te da morralla que maravilla, según lo vinifiques (adivinaréis que aquí vamos por el segundo derrotero, solo faltaba), y se fermenta en barrica después de cultivarse en una parcela formidable que data de 1970. Y luego van y le dan casi un año en barrica de roble francés sobre sus lías. Jarl.
A ver, que hay mucho notas por ahí que dice que la primera obligación del vino es ser tinto: dale, sigue tu camino. Luego los hay que dicen que el blanco está muy rico fresquito, barato y en una terraza durante el verano: dale, sigue tu camino. Y el que dice que para gastarse esa pasta se compra un tinto, o dos, o un whisky. Muy bien, dale, sigue tu camino. Hoy nos quedamos con el flipao (así, sin D) que se puede pulir un pequeño pastizal en un blanco raruno. Y lo va a agradecer.
Después de todo lo que os he contado entenderéis que va a ser un vino muy terciario y, si acaso, secundario, pero jamás primario (hablamos de viura con casi un año de barrica). He leído por ahí que tiene cítricos: venga, vete. Si acaso nos podremos encontrar un limón sequísimo de los que perfuman ciertos baños especialitos, pero nada más. Y eso lo digo sin empezar a catar, en plan sobrado, oh yeah.
Mártires 2014
Finca Allende
DOC Rioja
14%
Catado el 26 de octubre de 2017.
- Amarillo dorado con irisaciones completamente doradas; ligerísimamente turbio (algún poso, pero casi nada).
- Intensidad aromática altísima. Vas, abres la botella y toda la estancia se perfuma. Así da gusto: efectivamente, limón muy, pero muy, seco, de esos para perfumar el coche o el baño. Detrás, notas de hinojo, hierbas de tocador, heno, anís, vainilla picante, hierba recién regada y hasta oliva verde y piparra. Tremendo.
- Potente, amplio, sorprendentemente cálido para la acidez fresca que tiene. Que sí, que parece una contradicción, pero el ataque es cálido y el paso fresco. Qué queréis que yo le haga si es así. Final muy largo con tanicidad justa, buena pungencia y untuosidad generosa. Por vía retronasal llegan notas de humo, lemon curd y, si me apuráis, hasta café. Esto está muy rico, pero hay que beberlo con mucha atención y ojito.
Por supuesto, hay que decantarlo. Y, por supuesto, debe servirse en una copa como está mandado: por ejemplo, una Villeroy & Boch para vino de Burdeos. En la imagen todos estos requisitos se cumplen. Muy profesional.
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