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domingo, 22 de octubre de 2017

Que no te la den con queso

Que no te engañen. Que no te la den con queso.

Las dos expresiones son equivalentes. Oiga, ¿y por qué?

Esto está bastante trillado, pero siempre viene bien repetirlo. In illo tempore uno iba a comprar el vino a granel, con su garrafa o su damajuana, y el bodeguero le podía dar (a uno) néctar o zurraspa, quién sabía. ¿Qué había que hacer siempre antes de llenar el recipiente y vaciar la cartera? Pues probar el vino.

¿Y qué hacía el taimado bodeguero (el que fuera taimado, que no todos lo eran, ni lo son, ni necesitan serlo) cuando el vino que servía (el bodeguero) era de una calidad, digamos, inferior a la deseable? Pues ponía (el bodeguero) al lado (del vino para catar) una tapita de queso. Todo empieza (entre tanto paréntesis) a encajar, ¿a que sí?

Nadie se va a resistir fácilmente a una tapita de queso, las cosas como son, con lo rico que es (el queso), así que ¡zas! queso al canto. El queso es muy (muy) graso, y parte de esa grasa se queda en la boca, untándola y recubriéndola, formando una película impermeabilizadora (porque las grasas y el agua, que es la base del vino, no son miscibles) y, así, se logra que las papilas gustativas no entren apenas en contacto con el morapio en custión. Toma ya.

De ese modo, si te daban la botella, la garrafa o la damajuana con queso, tenías (tú, sí, tú) grandes opciones de (hablando en plata) cagarla y llevarte un brebaje inmundo. Y por eso te avisaban en casa: ¡que no te la den con queso!

Corolario: el tan cacareado maridaje entre vino tinto y queso (habitualmente manchego, pero en innumerables ocasiones de cualquier otra denominación) es un error. Craso. El vino (sobre todo el tinto seco) y el queso se dan de patadas. No casan, en serio.


¿Y con qué tomamos nuestros quesos del alma, como los de la foto, oh, sumiller de los c***nes? Os escucho preguntar.


Respuesta rápida: con birra. La cerveza de casi cualquier tipo es guay para maridar con quesos de casi cualquier tipo y condición, siempre y cuando no pilléis cervezas dulzonas o mezcladas con zumitos (que difícilmente entran en la categoría de birra; pero hay tanto individuo que la toma con limón que considero oportuno avisar).

Respuesta larga: hay infinidad de quesos y de vinos, y si uno se los conoce todos (en ambas ligas) ya os digo que va a ser capaz de encontrar el maridaje perfecto (como muestra un botón canónico: Stilton y un buen tawny con indicación de edad). La cuestión es justamente esa: hay que conocer cada queso y cada vino. Si os gusta mucho un queso (o un vino) mi recomendación es que os sumerjáis en esa fabulosa bola de cristal que es Internet y os empapéis de cuál es el maridaje idóneo. Otra opción es que os hagáis sumilleres y os los sepáis todos de carrerilla. Y, por último, siempre podéis tomar el queso con cerveza.

Conste que no soy el único tocamorales diciendo esto: gente tan autorizada como Eric Asimov me acaba de dar la razón, nada menos que en el New York Times. Que vale, que soy un aprovechategui y que lo que acabo de soltar es una falacia de autoridad; sí, pero ahí queda dándome la razón.

Como siempre, mi recomendación es que probéis, catéis y maridéis vosotros mismos antes de formar una opinión propia. Lo mío es solo una guía. Increíblemente certera, pero solo una guía.

Besos y abrazos, disfrutad del queso, el vino y la cerveza, que son muy ricos.


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