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lunes, 11 de diciembre de 2017

Château Sigalas-Rabaud 2005

De la AOC Sauternes, en el viñedo bordelés, hemos probado ya unas cuantas cosas, la más significativa de las cuales tal vez sea el Yquem 1998. Hoy os traigo otra maravilla, calificada como premier cru classé ya en la clasificación oficial del vino de Burdeos de 1855, agüita.

Se trata de Château Sigalas-Rabaud que, con solo 14 hectáreas, es el viñedo más chiquito de todos los premier crus de aquella clasificación, con una historia que se remonta hasta el s. XVII. Las uvas son mayoritariamente de la variedad sémillon, con cierta presencia de sauvignon blanc y tan solo un 1% de muscadelle, por decir que la tienen. Eso hablando del viñedo: en el caso del vino que nos ocupa, un 85% es sémillon; el resto, sauvignon blanc. Y punto. A esto súmesele año y medio de envejecimiento en barrica, y tenemos un blanco botritizado que puede envejecer hasta el próximo siglo.

Nosotros lo vamos a probar una década después de salir al mercado y doce años tras la vendimia, con lo que no es un vino joven pero dista mucho de haber alcanzado sus topes de envejecimiento, que andarán, como digo, en el s. XXII fácilmente.

Château Sigalas-Rabaud 2005
Sigalas Rabaud SAS
AOC Sauternes
13,5%
Catado el 10 de diciembre de 2017.
  • Dorado ambarino intenso, con ribete topacio. Limpio, de capa abierta y lágrima abundante.
  • Intensidad aromática elevada: notas empireumáticas destacadas (algo propio de la AOC y de la uva botritizada): vinilo, caucho, goma. Recuerda al olor de los balones playeros de Nivea mientras uno los infla, no sé si me seguís. También miel, flores blancas (tilo, robinia), frutas mediterráneas (ciruela, melocotón, pera) y cierto toque de piña en almíbar.
  • Muy graso, suave y envolvente en el ataque abocado, incluso levemente dulzón. Gran acidez y muy buen metal en el paso. Final netamente amargoso y todavía suave; la acidez cede a la calidez al tragarlo, por lo que ojito con la temperatura: mejor un poco más fresco. Persistencia muy elevada y nuevas notas empireumáticas, minerales (canto de río) y de fruta de pelo. Muy grande.
Mis disculpas por el flash estrepitoso. Podéis ver que el corcho, pese a la década en el cuello de la botella, está en perfectas condiciones (y lleva pirograbado no solo el nombre de la bodega sino la añada, échale).


La botella, que aún se puede encontrar si se busca con cuidado, cuesta unos 50 pavos (que no es mucho para un premier cru classé de Sauternes, sobre todo tan rico, aunque sigue siendo dinero).

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