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lunes, 4 de diciembre de 2017

Mikkeller Beer Geek Breakfast Brunch Big Blend

Tremenda cerveza os traigo hoy.

De la cervecera danesa Mikkeller hemos probado solo un puñado de birras, algunas en la fabulosa cervecería amberina Kulminator (como esta de acá o aquella de allá); no obstante, hoy os traigo una catada en Madrid, gracias a mi amigo Juanma, dueño y señor de La Buena Pinta, tienda sita en el Mercado de San Fernando, en el capitalino barrio de Lavapiés, que os recomiendo visitar.

A ver, que os cuento algo acerca de esta cerveza, porque es para verla muuuuuuuy despacio. Estamos ante, según se mire, una stout potente o una imperial stout suave (hablamos de 8% de etanol) envejecida en seis barricas diferentes (por eso lo de big blend: después de envejecerlas van y las mezclan (blend) de nuevo). ¿Y esas barricas que tienen de diferente? Pues que la una ha contenido previamente bourbon, la otra brandy, la de más allá vino de cerezas, la de acullá coñac (que no deja de ser un brandy, ya mencionado, vaya usted a saber); también tenemos una barrica que contuvo tequila (nada menos) y, para finalizar la historia, otra con whisky. Ninguna con vino de verdad, btw.

Bueno, ¿y la historia de las seis barricas es toda la historia de la birra? Pues nones.

Resulta que, además de tanto envejecimiento, tenemos café en la stout. No es una cosa tan rara, antes al contrario; este tipo de birra va de maravilla con un espresso, como alguna vez hemos mencionado. Lo que sí es más raruno es el café empleado en esta birruca: hablamos de Kopi Luwak, nada menos. "¿Y eso que es?" os escucho clamar, y con razón.

Pues, a ver, cómo decíroslo: resulta que en Indonesia y algún otro país del sudeste asiático hay una civeta (un vivérrido, Paradoxurus hermaphroditus, ahí lo dejo) que antes iba a su rollo y se encontraba granos de café que se zampaba. Se ponía a tope con la cafeína pero no digería el grano entero y, lo que no digería, hablando en plata, pues lo cagancheaba. Cacota.

Y esa cacota, por alguna extraña razón, va un fulano indonesio, la recoge, la lava, la junta con otros granos cagancheados y recogidos y lavados, la pone en una cafetera... y tenemos un café, de nuevo hablando en plata e hilando fino, que te cagas (¿lo habéis cogido, cuñaaaaos?); que sí, que suena asqueroso, pero es un café de primerísima calidad que ha tenido algunas consecuencias a nivel internacional, a saber:

Primera consecuencia: como hablamos de un café riquísimo y complicadísimo de obtener, su precio se dispara y estamos ante uno de los cafés más caros del mundo: incluso por encima de 500€/kg. Venga.

Segunda consecuencia: antaño las civetas vivían libres, y un pollo-pera se tomaba la molestia de buscar sus cacotas en la jungla. Ahora que esto se ha tornado rentable, los pollos-pera han capturado civetas, las han metido en jaulas y les dan café para aburrir, recogiendo la cacota de la jaula y jorobando al animal en el proceso. Así que este café ha pasado de molar mucho por venir de la mierdaca a ser una mierdaca por venir de donde quieren molar mucho. Vamos, que yo así no lo consumo más.

En fin, esta requetebirra llegó a mis manos mucho más barata de lo que, disparatademente, por todas estas vicisitudes, llega a costar: unos 13 lereles por botella (aunque si compráis por medias docenas puede bajar a 10, pero si vais a un bar sube fácilmente a 15 o más). Y hablamos de botellas de tercio, ojo.

Mikkeller Beer Geek Breakfast Brunch Big Blend. Ale danesa elaborada en Noruega estilo imperial stout envejecida en barrica de roble y con adición de café kopi luwak. 8%
Catada el 18 de abril de 2017.
  • Nigérrima, con crema de color leonado oscuro, explosiva y tremenda (lo que en inglés se denomina gusher) que desaparece en un santiamén.
  • Intensidad aromática elevada (pero no muy elevada): aromas terciarios predominantes (humo, cuero, bacon, hogar, tabaco, café (claro), cedro); hierbas amargas, frutos secos (nuez, avellana), algo de piel de naranja amarga.
  • Muy cremosa y untuosa en boca, con carbónico reducido. Ataque dulzón. Paso umami y fresco que equilibra el alto nivel de alcohol y el fuerte amargor en el larguísimo final. Por vía retronasal llegan notas ahumadas. La verdad es que es buenísima.
Normalmente estas fotos son sugerencias de presentación; en este caso es casi una orden: servidla en gran copa de balón para poder apreciar, como si de un brandy se tratase, todos los aromas.
Atención al pedaso espumote nada más servir: cuidadín con que se os salga por todas partes, que hay gran presión interna. Una vez servida, esa crema va y desaparece (como hemos dicho) en un periquete.



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