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lunes, 8 de enero de 2018

Viña El Pisón 2005 magnum

Nos estamos viniendo arriba.

Os malcrío. Vale, que sí, que se han terminado las vacaciones navideñas y tal y pascual, pero... esto es demasiado. Un mamut.

Y como mamut, aquí aparece, aún cerrada la botella, con nuestro colega Mammuthus primigenius (que, hasta ahora, solo había aparecido con un par de birrotes y con ningún vino, aunque alguno, en retrospectiva, pudiera haberlo merecido). Vamos a flipar.


A ver, por dónde empezar... venga: este vino viene de La Rioja Alavesa (lo he escrito todo con mayúscula, espero no haberme pasado), donde han tenido un contencioso desde hace años con el resto de la DOC, porque dicen (con cierta razón) que tienen características suficientes como para aspirar a una DO propia. Como no llegaban a un entendimiento, finalmente, la bodega que produce este vino que hoy nos ocupa decidió escindirse, y hoy sale al mercado sin DO alguna. Pero no adelantemos acontecimientos.

En 2005, añada excelente en La Rioja, todavía formaba parte de la DOC; también la añada anterior, 2004, excelente asimismo. Héteme tú aquí que a esta última va y le sacude Parker 100 puntitos*. Y la liamos. A la que os traigo le da 98 (el propio Parker reconoce que la diferencia entre una calificación y otra es cómo se haya levantado esa mañana). ¿Por qué la liamos? Porque la bodega que elabora este néctar (Artadi, aunque aquí se denomina Viñedos Lacalle y Laorden, vaya usted a saber) dice "ahí os quedáis" y es entonces que abandona la DOC. Con dos. Pero, ojo, el que hoy catamos todavía era un vino de la denominación.

Venga, menos historia y vamos a nuestra botelluca: litro y medio, un mágnum o magnum, elegid vosotros castellano o latín. Formato maravilloso que permite evolucionar un vino de guarda y en el que, normalmente, se embotella lo mejor de cada partida. Tapado con corcho de... ¡55 mm! (el chache no había visto nunca uno tan tocho salvo en un jeroboam años ha), con cápsula de estaño y vidrio plomado totalmente negro. Bien.

La botella llegó a mis manos allá por 2011, y desde entonces ha estado durmiendo el sueño de los justos. Ahora la hemos abierto en familia, con la excusa de un rosco de Reyes, que las fechas eran propicias. Nos hemos juntado 13 familiares, 11 de los cuales bebían, y ha demostrado ser una ocasión excelente. Resulta que un vino excelso hasta va y marida con rosco. Ventajas de la ambrosía: va con todo.

Viña El Pisón 2005 magnum
Viñedos Lacalle y Laorden
DOC Rioja
14%
Catado el 7 de enero de 2017.
  • Guinda muy cubierto con ribete granate. Cierta turbidez (pero este vino hay que decantarlo, así que no pasa nada).
  • Muy complejo. De entrada, al poco de abrirlo, destaca una nota balsámica muy evidente (coníferas, pimienta molida). Al dejarlo respirar durante una hora, tras la decantación, la intensidad aromática se dispara y aparecen, en primer lugar, notas terciarias (tabaco, chocolate, cuero, castañas); luego otras primarias (fruta roja sobremadura) y algunas mixtas (carne ahumada, salmuera). Al cabo llega un hogar fantástico acompañado de cierta vainilla. Ya os dije que era un mamut.
  • Suavísimo en el ataque, así empezamos. El paso es, y no caigo en la redundancia, una pasada: tiene una salinidad evidente, rara en la DOC pero muy bien integrada y agradable, que le permite, como antes dejaba entrever, maridar con casi todo. Umami también presente y taninos muy comedidos pero claros y duraderos. En la persistencia, alta (pero no eterna) vuelven las notas balsámicas. Oh yeah!

Ya abierto, decantado y servido. El maravilloso corcho, de cinco centímentros y medio, grabado con el nombre y la añada, estaba intacto tras doce años. Etiqueta sobria: ya habla el vino por sí mismo.

¿Y de cuánto parné hablamos? Gran pregunta, mucho más fácil de hacer que de contestar. 
Veamos; cuando el vino salió al mercado rondaba los 400 lereles, que no es moco de pavo. Luego llegaron los 100 de Parker a la añada anterior (puntos, no lereles), y todo se disparó. No un disparate, pero nos pusimos en 600, más o menos. Y luego llega la descatalogación, porque estas sí son ediciones limitadas, y mucho más en formatos como el de hoy: investigando hace unos días en los internetes no he logrado una sola página que me lo venda. Supongo que con calma saldrá alguna, pero a saber a qué precios. Por lo que he podido ver, magnums de añadas menos interesantes y más recientes ya superan los mil pavazos. Lo que os decía al principio: os malcrío. Pero es que os quiero mucho.




*Por cierto, tuve ocasión de catar la añada de 2004, la de los 100 puntejos, años atrás, mucho antes de que Parker hablara, en cata a ciegas. Y vi el cielo abierto, creedme, qué pasada. Claro, que ya hemos visto que esta añada tampoco es grano de anís...

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