La Brasserie Belle-Vue es la mayor productora de lambic de Bélgica y del mundo (en el caso de la lambic ambas cosas vienen a querer decir lo mismo). Fue fundada hace más de un siglo, en 1913, pero dejó de ser una empresa familiar cuando la tercera generación la vendió, en 1991, a Interbrew (que hoy es una de las partes del gigante AB InBev, concretamente la "In").
Solo elabora lambic, y es verdad que en el mundillo cervecero se la critica un tanto por haberse industrializado y producir de forma masiva; no obstante hay que catar de forma objetiva (o lo más objetiva posible), intentando alejarse de prejuicios. Para ello la he catado dos veces separadas, con más de un año de separación entre ambas. Vamos allá:
Belle-Vue gueuze. Lambic belga. 5,5%
Catada el 23 de diciembre de 2012 (1ª cata):
- Ámbar de capa muy abierta. Brubuja fina, crema marfil.
- Compleja: aromas secundarios predominantes (levadura, harina, pan); también primarios (limón, fresa, cereza, regaliz rojo) y terciarios (vainilla, marron glacé, avellana).
- Muy fresca, con paso rápido pero larga persistencia. Vía retronasal muy fragante: mermelada de cerezas, mantequilla.
- Ámbar dorado de capa muy abierta. Crema efímera.
- Aromas secundarios, como galleta, y primarios, como fruta ácida o gominolas de plátano y fresa.
- Muy fresca, viva y punzante. Cuerpo medio. Persistencia elevada.
La de arriba es la etiqueta cuando hice la primera cata; la de abajo la de la segunda. Ambas provienen de mi colección de labelofilia, claro.
Comparando ambas catas vemos una cerveza ambarina, muy abierta, más bien compleja en nariz (siempre con aromas secundarios predominantes, algo lógico dentro del estilo, pero también con una carga importante de fruta y otros aromas), que en boca aparenta ser sencilla al principio pero se revela compleja, de nuevo, en el postgusto.
Será industrial, que lo es, pero debo decir que a mí me gusta mucho. Ni toda la cerveza artesanal es buena ni toda la industrial es mala.
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