Nuestra bienamada imagen de sotas, caballos y reyes.
¿Y por qué digo que parecemos todos iguales? Pues porque decimos las mismas chorradas una y otra vez, y hasta nos las creemos. ¡Anda, este, qué ofensivo! ¡Yo no digo ninguna chorrada! Pues es más que posible que no, pero vamos a seguir leyendo por si nos reconocemos en alguno de los siguientes topicazos.
El topicazo es el lugar común al que recurrimos cuando queremos hablar de algo de lo que no sabemos tanto y tiramos de lo que hemos escuchado una y otra vez sin contrastar si es verdadero o falso. Si fuese verdadero no dejaría de ser un tópico; cuando, encima, va y es falso se convierte en algo peor: un topicazo. Vivan los aumentativos. Veamos algunos:
- "A mí no me gusta el vino": así, a las bravas. EL vino, como si los hubiésemos probado todos o todos fueran el mismo. Se puede decir con el vino, con la cerveza, con el sake o con lo que se os ocurra: es caer en una generalización para despreciar, de un plumazo, todo un mundo sin darle la oportunidad de sorprendernos.
- "¿Rioja o Ribera?" En este caen el cliente y el camarero a partes iguales. Como si en España, desde hace décadas, no se hiciera vino bueno en todas partes. Salgamos del sota, caballo y rey, por favor, que encontraremos maravillosas sorpresas.
- "El vino blanco no, que es cabezón": pues habrá vinos blancos cabezones (y tintos, y rosados) y vinos blancos maravillosos que no lo sean. Bebamos con moderación, probemos cosas distintas y, si finalmente nos sigue sentando mal, digamos eso: "no he tenido buenas experiencias con los blancos, prefiero tinto" y nos ahorramos el topicazo.
- "Prefiero el champán, el cava me da acidez". No sabéis la de veces que he llegado a oír esto. Y no le veo sentido por ningún lado, máxime cuando en cata a ciegas el 99% de la gente que suelta esta perla no sería capaz de distinguir entre el español y el francés. Hay cavas formidables y champanes ramplones, y viceversa. Si generalizamos, ya se sabe: caemos en el topicazo.
- "Yo no tomo jereces fuera de Andalucía, porque se remontan al pasar Despeñaperros". Esta es impresionante. Como si siguiésemos en el s. XIX, vamos. Lo siento, pero esta no hay por dónde cogerla, es una chorrada mayúscula. No la digáis, y tomad jereces allá donde os los ofrezcan, que son una de las más altas cotas vinícolas.
- "El tinto con carne, el blanco con pescado". Una de las más difíciles de erradicar. A un atún o unos salmonetes no les va nada un blanco; a un pollo o una cinta de lomo en preparaciones sencillas, sin embargo, les irá de rechupete. El maridaje requiere paciencia (o un sumiller preparado que aconseje) y no caer en estas simplezas.
- "El cava para el postre" y van y te sacan un brut nature, y se quedan tan panchos, y hasta les parece que marida muy bien con la tarta. Perdonen ustedes, pero un brut yo lo quiero en los aperitivos. Y si la tarta es de chocolate, puede que una cerveza cuádruple sea lo más aconsejable, por ejemplo.
- "Cuanto más viejo, mejor el vino". De entrada, esto así dicho es una trola. Hay vinos que mejoran con la edad, a veces durante muchísimos años, pero nunca indefinidamente: a partir de cierto momento empezarán a decaer. Y, para continuar, hay vinos que envejecen fatal y es mejor tomarlos jóvenes (como los de maceración carbónica, pongo por caso).
- "Solamente el tinto puede envejecer". Esta está relacionada con la anterior. Igual que hay tintos, como los recién mencionados maceraciones carbónicas, que no envejecen y hay que consumirlos jóvenes, hay blancos, rosados, espumosos y hasta cervezas o sakes que pueden envejecer de maravilla y mejorar con años, lustros o hasta décadas. Un caso especialmente llamativo es el de los espumosos, que en algunos casos pueden llegar a envejecer siglos y seguir mejorando (y muchos piensan que solo se pueden tomar jóvenes, mira tú).
- "¿Cuál es tu vino preferido?" Aunque no lo parezca a simple vista, esta pregunta esconde otro topicazo: pensar que puede haber un único mejor vino. El vino elegido (o la bebida que sea) depende del contexto: con quién se esté, la hora del día, lo que se vaya a comer (o se haya comido), la conservación de la botella, la cristalería empleada, la temperatura, el estado de ánimo y de salud, los gustos personales... Decía Ortega "yo soy yo y mi circunstancia", y el vino se aplica esto íntegramente a sí mismo.
Bueno, ahí os dejo diez perlas por ahora. Evidentemente hay más, pero estas diez son especialmente recurrentes y es fácil creérselas.
Obviamente un servidor también cae en tópicos, nadie está a salvo. Pero está bien reflexionar, en el campo del vino o en cualquier otro, sobre las asunciones que tenemos y considerar si son ciertas o, simplemente, a fuerza de repetirlas han terminado pasando por verdades pese a ser, únicamente, topicazos.
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