Tal vez el vino nuevo más célebre sea el de la región de Beaujolais, al norte de Lyon, un vinillo que se elaboraba para celebrar el final de la cosecha pero que ha terminado siendo más rentable que muchos francamente mejores.
Se elabora por maceración carbónica a partir de uvas de la variedad gamay, y organizan un fiestón tremendo el tercer jueves de noviembre, momento en el que sacan oficialmente el vino al mercado.
Estos vinos no envejecen en absoluto: en realidad, ni siquiera llegan al año siguiente. Están pensados para beberse inmediatamente, y no deberían alcanzar ni la primavera del año siguiente, porque decaen a una velocidad pasmosa. Así que imaginaos, porque el que vamos a catar ha llegado hasta verano.
Lo elabora Jean Foillard a partir de viñas viejas, y es un vino increíblemente natural: la vid no tiene tratamientos químicos, las levaduras son autóctonas, el vino no ha sido estabilizado ni filtrado y ni tan siquiera se le han añadido sulfitos.
Jean Foillard Beaujolais nouveau 2017
Domaine Jean Foillard
AOC Beaujolais
12,5%
Catado el 21 de julio de 2018.
- Cereza pálido con ribete cardenalicio (los violáceos han desaparecido ya), abierto y con muchísimos posos.
- Intensidad aromática media: notas de fermentación espontánea (cerveza lambic, sidra) e, incluso, de Brettanomyces (establo, cuero viejo). Algún resto de fruta roja y de mineral (fresas, témpera) y una nota desagradable de alcantarilla al agitar. Mejor no meneallo.
- Algo de carbónico remanente. Ligero y fresco, simple, tal vez demasiado salino. Final brevísimo. Claramente se ha venido abajo ya.
Los más sagaces habréis descubierto ya que el sábado organicé una cata de tintos franceses, y que por eso aparecen tantos seguidos; también que se celebró al atardecer en una terraza, así que perdón por la mala iluminación. Obviamente, aparece el vino más oscuro de lo que era.
Ah, no os creáis que por ser un vino nuevo está tirado de precio: sale por más de 12€. El vino galo es caro en general.
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